Buitrago de Lozoya. EFE/Juana Benet.

Buitrago de Lozoya. EFE/Juana Benet.

CASTILLOS DE MADRID

Visita a los “Centinelas de Piedra”

Publicado por: EFETUR 30 de noviembre de 2013

Castillos, torres y atalayas. Centinelas de piedra que vigilan desde las alturas de Madrid y aguardan insomnes la llegada de visitantes para susurrarles una lección de historia y arquitectura que está escrita en cada una de las piedras de sus murallas.

En plena meseta castellana y a medio camino entre lo que un día fueron los reinos de al-Ándalus y Castilla y León, la Comunidad de Madrid cuenta desde la época medieval con poderosos testigos en forma de construcciones defensivas y fortificaciones de una historia tan agitada como apasionante.

Como homenaje a esa historia y a las fortalezas medievales que aún se mantienen en pie para contárnosla, surge la red de Castillos de la Comunidad de Madrid. Un recorrido por los castillos, fortalezas, torres y atalayas del siglo XV repartidos por la región.

Las seis edificaciones más representativas de cada categoría forman parte de esta nueva enseña que se incorporará a la red de castillos españoles y europeos, lo que facilitará a los amantes de este tipo de construcciones el conocimiento de las edificaciones medievales madrileñas.

“Castillos Viejo y Nuevo”

En plena sierra de Madrid, en Manzanares el Real, existen dos fortificaciones de época medieval popularmente conocidas como “Castillos Viejo y Nuevo”, una al oeste y la otra al este del casco urbano.

Ambos edificios, que pertenecieron a la misma familia, los Mendoza, siguen un esquema similar, y parecido también al de otros castillos de la época. Así, los dos edificios cuentan con una planta cuadrada rematada por torres circulares en tres de sus esquinas.

Para construir el “Castillo Nuevo” se aprovecharon los materiales del viejo castillo, lo que ahorraba costes 

Para construir el “Castillo Nuevo” se aprovechó parte de las piedras del antiguo, una decisión que no tuvo como objetivo único el ahorro de materiales: así se conseguía también dejar sin un eventual refugio a los enemigos.

De los restos que apenas quedan del “Castillo Viejo”, al sorprendente buen estado del nuevo. Aún se puede apreciar en su lado oriental el ábside de la iglesia sobre la que se construyó el castillo, que todavía hoy guarda su encanto palaciego.

Sin salir de la Sierra

También en la Sierra Norte, solo que en la ribera de otro río, el Lozoya, encontramos los restos de otra de las grandes fortalezas medievales de Madrid: el Castillo de Buitrago del Lozoya.

En la actualidad se puede apreciar aún el recinto amurallado bañado por las aguas del río que, en su flanco más desprotegido, al sur, conseguía un refuerzo extra con un muro de más de tres metros de espesor (frente a los dos metros del resto de la muralla) y alrededor de nueve metros de altura (tres metros más alto que el promedio del muro).

En la parte de la muralla que no está circundada por el río, el grosor del muro suma un metro extra para servir de refuerzo

El acceso al interior del recinto se realiza por el muro sur, a través de una puerta  protegida por una torre pentagonal y que destaca entre las otras trece torres repartidas por todo el recorrido para la defensa de la villa.

Dentro del recinto amurallado se encuentra el castillo de un linaje que ya nos resulta familiar, el de los Mendoza. Una edificación de estructura cuadrangular de unos 25 metros de lado.

En la actualidad, el castillo está siendo sometido a una serie de reformas para devolver a la fortaleza a su esplendor.

Otros castillos

El legado castellano de Madrid no se acaba aquí. En Santorcaz, al este de Alcalá de Henares, se encuentra el llamado Castillo de la Torremocha, único vestigio del conjunto de defensas que antiguamente rodeaban a esta población.

El castillo destaca por la particularidad de haber sido diseñado con una planta ovalada para adaptarse a la plataforma natural sobre la que se asienta. Hoy, el interior de la fortaleza está ocupado por la iglesia de San Torcuato.

El Castillo de la Coracera en San Martín de Valdeiglesias, el Castillo de Batres (en el que vivió Garcilaso de la Vega), el Torreón de Pinto o la Calatalifa del siglo IX de Villaviciosa de Odón son otros de los centinelas de piedra que vigilan el paso del tiempo en la capital del reino.