El Mediterráneo besa a las Baleares en sus 1.428 kilómetros de costa que convierten a este archipiélago en un destino único para los viajeros que se enamoran de los lugares sin pisar tierra firme, ya sea por la adrenalina de los deportes náuticos o la calma de la navegación.
El clima templado de las Baleares, sus aguas cristalinas y sus rincones naturales son los socios perfectos para atraer a los amantes de la náutica, que encontrarán todo lo que necesitan para practicar su deporte acuático favorito, sea cual sea. Los que prefieren un poco de aventura, la hallarán con alternativas como el windusuf, el esquí náutico o el acuático. Para los que desean sumergirse en la naturaleza, el submarinismo es una gran opción. Sin olvidar las curas de estrés de una relajante navegación por los 42 puertos de las islas, perfectas escalas donde además del servicio de amarre el viajero puede satisfacer otras necesidades antes de elevar el ancla.
Todo a mano en las estaciones náuticas
Los turistas náuticos tienen en estas estaciones un gran aliado, pues ofrecen una amplia gama de actividades acuáticas y de alojamiento, además de servicios complementarios para la navegación, restauración y ocio. En Baleares hay cuatro: una en Mallorca, otra en Menorca y dos en Ibiza, la de Santa Eulalia y la de San Antoni y Sant Josep.
Un mar de alternativas en cada isla
La mayor de las islas baleares, Mallorca, ofrece un espectáculo natural desde el mar que atrae cada año a miles de turistas: islotes desérticos, solitarias calas y una luz única. Desde el Mediterráneo, el viajero puede descubrir los acantilados del cap Fabiler o acceder a la isla de la Dragonera. Otra experiencia única es navegar hasta Cabrera, situada a menos de una hora de navegación, donde disfrutar de paisajes idílicos y darse un refrescante baño en su cueva azul.
Menorca es un paraíso natural y quiere seguir siéndolo, por ello, su oferta para los turistas deja un marcado acento sostenible. A algunas de sus calas en estos espacios naturales sólo se puede acceder desde el mar. Desde su estación náutica te animan a practicar kayak a los pies de imponentes acantilados o vivir la sensación única de la combinación del viento, la velocidad y el mar en espacios como la bahía de Fornell y las playas o calas septentrionales, donde la tramontana levanta el mar para hacer las delicias de estos deportistas.

También impulsados por el viento, los barcos de vela son una imagen repetida en estas isla, especialmente en lugares como la bahía de Fornells o el puerto de Maó, con brisa constante. El subsuelo marino de Menorca es uno de sus más preciados reclamos de la isla, por sus aguas cristalinas que permiten a los submarinistas adentrarse en la flora y la fauna marina.
Por su parte, la costa Norte de Ibiza, desde la Bahía de San Antonio hasta la Isla de Tagomago, descubre al viajero su perfil más agreste y salvaje. En el este, el mar entra hasta hermosas calas como las de San Vincent o el caló d’en Serra. Y para los que miran siempre más allá, el submarinismo. Tanto en Ibiza como en Formentera las Praderas de Posidonia son Patrimonio de la Humanidad, un tesoro para la vista de los submarinistas que recalan en la pequeña de las Pitiusas, un rincón natural sin parangón en el Mediterráneo. La claridad de la aguas en torno a isla permite distinguir especies marinas, pulpos, barracudas, lenguados, meros, salmonetes y estrellas de mar. Con un poco de suerte, también se pueden ver tortugas marinas y delfines.También se puede conocer la isla de otra manera, en canoa, una oportunidad única de adentrarse en cuevas y formaciones rocosas de la isla.
El atractivo de la competición y mucho más
El calendario deportivo tiene marcado en rojo las citas que se celebran en las aguas de las Baleares y que dejan en la retina algunas de las imágenes más conocidas de las islas. Es el caso de la Copa de Su Majestad el Rey de Vela, que congrega a cada año a multitud de personalidades para participar o no perder detalle del torneo, el Trofeo Nacional Almirante Ferragut de Snipes en Menorca o la Ruta de la Sal en Ibiza.
Muchos visitantes recalan en las islas desde otros barcos muy diferentes, los cruceros, que eligen los puertos baleares como partida o escala en su recorrido por el Mediterráneo. Una oportunidad de vivir el mundo del mar a todo confort.
De cualquier manera, descubrir la esencia del Mediterráneo sobre o bajo sus aguas es una experiencia única desde las Baleares.