Las organizaciones de comercio justo, alternativa de compra sostenible, confían en consolidar la tendencia al alza en España, que continúa a la cola europea en gasto por habitante.
Como cada segundo sábado de mayo, este movimiento celebra el próximo día 13 su Día Mundial bajo el lema “Somos rebeldes con causa. Somos Comercio Justo, ¿y tú?” en más de 50 países, también España. Ya son 70 localidades las que han convocado distintas actividades entre talleres, cuentacuentos, teatro o conciertos para impulsar esta práctica.
“Queremos ser muy rebeldes contra las muchas injusticias que se producen cada día”, como que 836 millones de personas en todo el mundo no tengan sus necesidades básicas cubiertas o que un tercio de la población pobre viva con menos de dos dólares al día. Así lo destacó la presidenta de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Mercedes García de Vinuesa.
A vueltas con el precio del comercio justo
Quiso desterrar, en este sentido, la creencia del alto coste de los productos de comercio justo. “Salen unas cápsulas que encarecen el valor del café un 300 % y se disparan las ventas; una taza de café de comercio justo cuesta cinco céntimos más que una normal y se dice que es caro”, lamentó la presidenta de la Coordinadora. Precisamente, el café es el producto estrella del comercio justo, cuyas ventas proceden en un 93 % de la alimentación, el 5 % de la artesanía y el 2 % de la cosmética natural.

En la actualidad, este movimiento, que surgió en la década de los 60, cuenta con más de 2.000 organizaciones campesinas, artesanas y productoras de alimentos en 75 países de Latinoamérica, África y Asia, que dan trabajo a más de dos millones de personas.
Y es que para lograr ese mundo más justo y sostenible de acuerdo con la llamada “Agenda 2030” es necesario “transmitir a la ciudadanía que consumir no es un acto inocuo, es un acto político”, aseveró el vocal de Incidencia Política de la Coordinadora Estatal de ONGD, Marco Rodillo. Ante un mundo cada vez más desigual, en el que solo el 1 % de los más ricos acumulan la mitad de la riqueza, el comercio justo contribuye “activamente” a limar esas diferencias, a lograr la seguridad alimentaria y a promover el trabajo digno.
Prácticas sostenibles y los datos en España
No solo eso, también garantiza la igualdad de género y el cuidado del medio ambiente, con prácticas sostenibles y que reducen el consumo de energía o impulsan el uso de las renovables. El resultado, productos de “altísima calidad”, la mitad de ellos con certificación ecológica, por los que se remunera a los trabajadores con salarios decentes y con los que no se degrada el medio ambiente.
Aunque aún no se dispone de los datos cerrados del año pasado, García de Vinuesa se mostró esperanzada con que este consumo alternativo siga la senda de crecimiento que ya experimentó en 2015, cuando se alcanzaron los 35 millones en ventas, un 6 % más que en 2014, a través de 78 tiendas y 163 puntos especializados.
No obstante, nuestro país sigue siendo el último en esta práctica, ya que ese año el gasto medio por habitante fue de 0,75 euros frente a los 12,41 euros de la media europea