El enoturismo es un sector que sigue creciendo. Además, continúa su expansión en las grandes ciudades con vinotecas y actividades para un público cada vez más exigente.
Las grandes ciudades como Madrid y Barcelona son los principales puntos de origen del enoturismo. Estos aficionados también buscan actividades sin “salir de casa”.
El fenómeno disfruta de un buen momento, con una oferta cada vez más diferenciada como rutas por tabernas centenarias o tertulias en torno al vino con centenares de participantes, que se celebran en Pamplona, Madrid, Bilbao y Barcelona, entre otras.
El fenómeno disfruta de un buen momento
Hay instituciones como la Fundación para la Cultura del Vino que también organizan iniciativas como la “El vino en el Prado”, un recorrido por diferentes obras de la colección permanente del museo relacionadas con el vino, como “La vendimia”, de Goya, o “Los borrachos”, de Velázquez.
Propuestas para los “snobs”
Hace unos meses, por ejemplo, ha recalado en Madrid “Señorita Malauva“, el tercer negocio del proyecto del emprendedor vallisoletano Gustavo Calvo, que busca popularizar la cultura del vino en las ciudades y acercarla al público joven.
Este “maridaje boutique” combina un diseño colorista y alejado de la imagen tradicional de las bodegas con catas, juegos y actividades que reúnen a centenares de aficionados en cada sesión.
Un ejemplo, fuera de España, sería -en pleno centro de París- un nuevo concepto de vinoteca, el “Wine by one“, un espacio con centenares de botellas que se pueden degustar a modo de Self-Service en dosificadores que se accionan con una tarjeta de pre-pago, una forma de incentivar la posterior compra en la tienda.
Y para todo ello es necesario la formación. Para la coordinadora del “Máster de Cultura del Vino, enoturismo en la cuenca del Duero”, de la Universidad de Burgos, María Luisa González, estas propuestas urbanas salen de la definición de enoturismo porque, les falta el componente del territorio y de la viña.
