El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha afirmado este miércoles en el Congreso de los Diputados que el Gobierno no está estudiando ninguna propuesta de control de precios que pueda fijar una cesta básica de alimentación con un precio máximo.
En Barcelona ya es difícil encontrar menús por menos de 11 euros, porque el encarecimiento de productos y energía ha obligado a la mayoría de restauradores a subir el precio este mes de septiembre. Ahora los más baratos son de 12 euros y los más habituales de 13 o más.
Los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron en agosto un 13,8 % respecto al mismo mes de 2021 -tres décimas superior al mes pasado y la tasa más alta desde enero de 1994- y un 0,5 % respecto a julio de 2022, con alzas destacadas en leche, queso y huevos, carne, el pan y cereales.
Los comedores escolares dan el pistoletazo de salida al nuevo curso con incertidumbre sobre su futuro más próximo marcado por el alza de costes en alimentos y energía con una dificultad extra: la congelación de tarifas en los colegios públicos le impiden adaptar sus precios al mercado real.
La tasa de inflación se ha moderado ligeramente en agosto al bajar cuatro décimas, hasta el 10,4 %, debido principalmente al descenso del coste de los carburantes, según el indicador adelantado publicado este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE)
Los bancos de alimentos han repartido en lo que va de año un 15 % menos de comida respecto al mismo periodo del 2021 debido a un descenso en las donaciones y excedentes que reciben de particulares, empresas, organismos e instituciones por culpa de la inflación.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha dicho este miércoles que si bien el Gobierno no puede fijar precios en una economía de mercado, “sí puede haber una actitud responsable” por parte de los operadores privados para evitar el encarecimiento de los productos del sector.
En junio, el precio del melón llegó a alcanzar los 13 euros, una cantidad que refleja el encarecimiento de los alimentos básicos y que pone de nuevo en el punto de mira la calidad de la nutrición en un momento en el que la inflación está en el 10,8 % debido a, entre otros, el encarecimiento de los alimentos.
La inflación en España volvió a subir en julio hasta situarse en el 10,8 % en tasa anual, por el alza de alimentos, electricidad y vestido y calzado, marcando su nivel más alto desde septiembre de 1984, según el indicador adelantado publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El Gobierno descarta una reforma de impuestos en alimentación por ahora debido a que existe una “fiscalidad ajustada al sector agroalimentario”, ha asegurado este jueves el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.
El aumento de los precios en los productos alimentarios traerá consigo después de verano un cambio en las tendencias de consumo debido a su incremento, según prevé el Director nacional del comité de la oferta de Frutas y Verduras de Alcampo, Javier Bardés.
La federación que integra a las principales compañías del sector de la restauración colectiva, Food Service España, considera “grave” no poder actualizar el precio de sus servicios cuando este se presta a una administración tras haber ganado un concurso público, dado el actual escenario inflacionista.
El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha dicho este jueves que la inflación de España va en línea de la que se está produciendo en el resto de Europa, en particular Alemania y Portugal, ya que otros países como Francia tienen asegurada una mejor retribución para los productores y se ha incrementado menos el precio de los alimentos.
La inflación escaló en junio al 10,2 % en tasa anual por el alza de los carburantes y los alimentos marcando su nivel más alto en 37 años, desde abril de 1985, según el indicador adelantado publicado este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El 85 % de los hogares españoles está pudiendo hacer frente sin problemas a la compra de insumos básicos como los de la alimentación pese al contexto actual de inflación, crisis energética, salida de la pandemia y guerra en Ucrania, según un estudio de la consultora Kantar presentado este martes.
El presidente ejecutivo (CEO) del Grupo DIA, Stephan DuCharme, ha augurado ese martes, en la junta general de accionistas, un ejercicio 2022 desafiante e incierto por la inflación y la guerra de Ucrania, pero hasta ahora el conflicto no ha tenido un impacto directo en las ventas de sus supermercados.
El sector ganadero, el pesquero, el de la producción de alimentos a partir de cereales así como el propio comercio alimenticio se encuentran entre los sectores que mayor impacto están sufriendo por la tendencia inflacionista de los costes que tienen que soportar, según el último observatorio sectorial DBK.
Los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron en marzo un 6,8 % respecto al mismo mes de 2021 y un 1,2 % más que en febrero, con todas las categorías en una senda inflacionista encabezada por los aceites y las grasas vegetales que se dispararon un 32,1 %.
Los supermercados de Europa no están sufriendo las consecuencias de la guerra en Ucrania de la misma forma y mientras algunos países han puesto límites a las compras y advierten de que si el conflicto se alarga fallará el suministro, en otros la situación es de normalidad, si bin los precios han subido.
Los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron un 1,7 % en octubre en su tasa anual, mientras que los de bebidas alcohólicas y tabaco lo hicieron un 1,1 %, según el Índice de Precios de Consumo (IPC) publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
