La pesca española vive una nueva tragedia con la explosión del “Albacora Cuatro” -cuatro meses después del hundimiento del Villa de Pitanxo-, que esta vez ha golpeado a la emblemática flota atunera. Dos tripulantes han fallecido, uno permanece hospitalizado y siete han recibido el alta hospitalaria.
Siete marineros heridos levemente en la explosión del atunero Albacora Cuatro en Seychelles han recibido el alta hospitalaria y un tripulante, de nacionalidad keniana, permanece hospitalizado con insuficiencia respiratoria, según la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac).
Opagac, patronal a la que pertenece el buque Albacora Cuatro, ha lamentado el fallecimiento de dos miembros españoles de su tripulación, como consecuencia de dicha explosión en Puerto Victoria, además de expresar su solidaridad y apoyo a los familiares de los fallecidos, vecinos de A Coruña.
El accidente fue causado este miércoles por una fuga de amoniaco en el sistema de refrigeración del barco mientras se realizaban tareas de reparación del atunero en el puerto de la capital de las Islas Seychelles.
Una flota que faena en tres océanos
El “Albacora Cuatro” -con puerto en Vigo- y que estaba atracado en Seychelles es uno de los 28 barcos cerqueros que figuran dentro del censo de la flota española (compuesta por 8.732 navíos) y que faenan en aguas no comunitarias del Índico, Atlántico y Pacífico.
Los armadores españoles extraen cerca del 8 % de las capturas mundiales de atunes y se dedican a especies empleadas para la fabricación de conservas pesqueras (listado, el rabil o el patudo), según Opagac.

El atunero vigués, en el que fallecieron este miércoles dos personas víctimas de una explosión, pertenece a Opagac, patronal compuesta por empresas con 48 barcos -contando los censados en la Secretaría General de Pesca y otros de capital español-, que capturan 380.000 toneladas anuales.
Este segmento de flota tiene como puertos principales de desembarco Seychelles, en el Índico; Costa de Marfil, Senegal y Cabo Verde, en el Atlántico; y Ecuador, en el Pacífico.
Dentro de la Unión Europea (UE), España es la primera potencia pesquera y así se refleja en el segmento de la flota atunera comunitaria -en la que destacan los buques españoles y franceses-.
Son los atuneros quienes se vieron y se ven amenazados por la piratería en caladeros lejanos y de hecho, el “Albacora Cuatro” fue secuestrado en 2000 en aguas de Somalia.
También fueron los marineros de la flota atunera quienes durante la pandemia afrontaron los problemas de repatriado y de relevos que obligaron a muchos marinos a pasar mucho tiempo extra confinados, a bordo o en puertos, y a miles de kilómetros de sus familias.
Se trata de una modalidad pesquera distinta y que no debe confundirse con otra flota española importante, la del atún rojo del Atlántico y del Mediterráneo o la del bonito, pescados destinados a venta en fresco.
Por otro lado, el “Albacora Cuatro” es uno de los abastecedores de la potente industria conservera nacional y contribuye a que España sea el primer país productor de latas de atún de la UE y el segundo del mundo, solo superado por Tailandia.
La explosión del atunero es el segundo suceso trágico del año para la familia pesquera española, cuando aún está reciente el hundimiento del Villa de Pitanxo, también gallego, en aguas del sur de Terranova, con 21 fallecidos, calificado a su vez como uno de los momentos más negros del sector de las últimas décadas.