El economista y director general de Agbar destaca que la modernización de los regadíos para evitar pérdidas innecesarias y optimizar el uso del agua en la agricultura debe ser una apuesta de país, máxime en una situación de sequía como la actual.
“La modernización de los regadíos es una responsabilidad de todos y no solo del sector agrícola“, asegura el economista Albert Martínez Lacambra en una entrevista con Efeagro en referencia a la urgente necesidad de invertir en la mejora de casi un millón de hectáreas que gastan un 50 % más de agua.
En una situación como la actual, de estrés hídrico, recalca el también director general de la Sociedad General de Aguas de Barcelona (Agbar), optimizar su uso en la agricultura, que consume el 70 % del agua, debe ser una “apuesta de país”.
Optimizar el uso del agua de los regadíos, una “apuesta de país”
Una modernización requiere muchas inversiones, hay que proyectar un canal de riego, “clave para que el agricultor reciba el agua a presión hasta la parcela”, luego, en el interior de la explotación, es el productor el que asume la necesaria inversión, detalla.
El campo es el gran consumidor del agua. Hay que tener en cuenta las externalidades positivas de la modernización de regadíos.
Martínez Lacambra, profesor de la Facultad de Económicas de la Universidad Autónoma de Barcelona, recuerda que en España, de unas 17 millones de hectáreas de cultivo, unas 3,6 millones son de regadío y, de éstas, 978.000 hectáreas se corresponden con el riego denominado a manta y consumen un 50 % más que los modernizados.
Con la financiación precisa se podrían, además, transformar otras 500.000 ha de secano a regadío, “mucho más productivas” y rentables y, en referencia a la opinión de otros expertos que aseguran que en España no cabe ni una hectárea más de regadío, asegura que se incurre en una contradicción, porque entonces se gastará más agua.
Invertir en infraestructuras en agricultura, una necesidad
Por ello insiste en la necesidad de optimizar el agua en agricultura, a través de la modernización de infraestructuras, porque “el campo es el gran consumidor del agua”, aunque muchas veces los debates se centren en torno al agua urbana, cuyo consumo es muy pequeño frente al de usos agrícolas.

“Deberíamos, entre todos, asumir la financiación de una parte de los canales de regadío” y lo explica con el término que en economía se denomina “externalidades positivas”, porque toda la sociedad “nos beneficiaremos” de que el uso del agua en el campo, el riego “sea más eficiente porque liberará recursos” hídricos para otros usos.
El autor de la publicación científica “Aquae Papers 7: El agua y los retos del siglo XXI” comenta que esta financiación se puede asumir vía tarifas o impuestos y lo compara con el transporte público que “también lo paga el usuario del coche porque genera externalidades positivas”.
Financiación vía tarifas o impuestos por las externalidades positivas que genera
“Sí o sí“, en una situación como la actual de estrés hídrico, de cambio climático, “que ya nadie cuestiona”, son necesarias y urgentes las infraestructuras para soportar sequías, inundaciones…

A pesar de que España esté en un momento de contención del gasto público, “de poco me va a servir tener la hucha llena si tengo unas ciudades que no soportan la sequía, ni las inundaciones”.
También en las urbes “tenemos que ser capaces de depurar todo el agua” para poderlo reutilizar por ejemplo en la agricultura y lamenta que “la inmensa mayoría” del agua regenerada termina, de nuevo, en el río o en el mar; “la cultura de la reutilización es muy baja” en España.
Las aguas depuradas se pueden reutilizar para el riego y reconoce que, también aquí, son necesarias inversiones en infraestructuras para que lleguen a la entrada de las explotaciones.
“Es razonable que el usuario urbano contribuya”
“De nuevo se crea una externalidad positiva“, porque el agricultor que usa el agua regenerada deja de consumir el de agua de boca y “es razonable que el usuario urbano contribuya también a financiar esas infraestructuras“.
Por ello hace hincapié en la necesaria “concienciación” -España a pesar de ser uno de los países con más estrés hídrico de Europa, cuenta con una de las tarifas de agua urbana más barata- para que la sociedad entienda que las infraestructuras con necesarias para evitar desperdiciar agua y hacer un uso hídrico más racional.
En términos de esfuerzo de la cesta de los hogares, Martínez recalca que gastamos apenas el 0,7 % en agua urbana, es decir, de cada 100 euros apenas 70 céntimos se dedican a este capítulo, frente al, por ejemplo, 3 % que las familias invierten en telefonía, “cuatro veces más”.