Hace más de 11 años que este joven español dejó España por motivos de fuerza mayor: destinaron a sus padres a trabajar a Londres. Cuando el periodo terminó y toda su familia regreso a nuestro país, él, con ganas de seguir exprimiendo la experiencia, decidió trasladarse a Moscú donde lleva más de 4 años.

A priori Rusia es un destino muy desconocido porque, según señala, casi todo lo que sabemos del país son cosas como “las duras condiciones meteorológicas, lo lejos que está de casa y el actual escenario económico”.

A pesar de ello, siempre se sintió interesado en este destino “desde el punto de vista laboral y personal”. “Quería conocer ese país que ha tenido y tiene tanto poder en el mundo”, matiza.

Ya de pequeño participó en una función de teatro basada en una obra del compositor ruso Borodin, donde interpretó al príncipe Ígor y, desde entonces, se ha sentido muy atraído por este país. “Es impresionante el impacto que tienen las cosas que te suceden de pequeño”, reflexiona.

“Venir aquí ha sido una oportunidad buenísima para abrirme al mundo”

“Venir aquí ha sido una oportunidad buenísima para abrirme al mundo”. Dedica su tiempo a trabajar en un banco con proyectos de infraestructura y transporte en lo que considera “es muy interesante”.

Como siempre, todo en esta vida tiene dos caras. Cuando le preguntamos qué es lo que más le gusta de vivir fuera de casa, Borja apunta que “es una aventura constante en la que todo el rato descubres cosas nuevas”. “Además, conoces a gente interesante a diario y eso es algo que te enriquece mucho”.

¿Y lo peor? “Que poco a poco empiezas a perder tus raíces y a desconectar con tu origen”, señala nostálgico. “A veces, al volver a casa, te sientes un extranjero”. En este sentido, indica que todos los que viven fuera tienen que “hacer un esfuerzo para mantener el contacto”.

"Poco a poco empiezas a perder tus raíces y a desconectar con tu origen”

Los puntos débiles de una estancia en el extranjero los pasa por alto, son cosas implicadas en la propia experiencia. “Quiero estar aquí, me gusta el trabajo y estoy muy involucrado en él”. Se trata de un destino “con mucho potencial -al margen de la situación política actual- que ofrece mucho para una persona joven dispuesta a crecer”.

Con un gran respeto hacia su país de acogida, Borja indica que lo que más le gusta “es la cultura rusa ya que cuenta con una gran tradición de escritura, música, teatro o danza de la cual podríamos aprender mucho en España”.

“Echo de menos ver el fútbol con los amigos y a mi familia”

Además, le gusta el estilo de vida de la ciudad. Desde España -prosigue- “sólo imaginas el frío” pero es un espacio donde conviven 15 millones de habitantes, “que nunca duerme, con fiesta y una gran oferta de ocio”.

Lo que menos le gusta es que el invierno es demasiado largo, dura hasta la primera semana de mayo y mientras, en España, ya llevamos tiempo disfrutando del sol y haciendo planes primaverales. A pesar de lo feliz que me siento aquí -nos dice- “echo de menos ver el fútbol con los amigos y a mi familia” -reconoce-.

“Me manejo bien con el idioma y me gusta la gastronomía -muy variada por la influencia de todos los países ex-soviéticos”; entre las especialidades que más le gustan se encuentra la ensaladilla rusa -en este país llamada ensalada olivie, en honor al chef francés que la inventó en Rusia-; borch -sopa de remolacha- y el plov -plato de arroz de origen uzbeko-.

“Mi madre dice que me estoy volviendo muy ruso”

A su juicio, la conexión entre rusos y españoles es muy buena ya que Moscú “es un ciudad abierta a los extranjeros y, si consigues ver lo positivo que te ofrece, es muy fácil adaptarse”. Lo cierto es que no se ven muchos españoles por allí -indica-, hay mucha más afluencia de italianos, alemanes, ingleses o franceses. “Para nosotros Rusia es una gran desconocida y, sin embargo, España es el país de Europa más visitado por los rusos”, matiza.

Como balance general, Borja reconoce que esta experiencia le "ha cambiado la vida" y que, de hecho, se le "nota en las formas". "Ahora soy mucho más directo y me han cambiado algunos gustos", dice. Y añade entre risas: “Mi madre dice que me estoy volviendo muy ruso”.

“Animo a todo el mundo a que viva fuera -al menos una temporada- para ver cómo funciona el mundo”. Borja considera que en España “no somos conscientes de la calidad de vida que tenemos”. “De lo que he visto hasta el momento, el Mediterráneo tiene la mejor calidad de vida del mundo y no sabemos apreciarlo del todo”, afirma.

“De lo que he visto hasta el momento, el mediterráneo tiene la mejor calidad de vida del mundo y no sabemos apreciarlo del todo”

Borja nos descubre sus ganas de volver a España. “Me encantaría pero quiero hacerlo con una buena oportunidad laboral”. El extranjero es caldo de cultivo para los jóvenes españoles desempleados que encuentran fuera las oportunidades que aquí jamás se presentan. “Fuera hay muchas más oportunidades para jóvenes sobre todo para los que quieren explorar el mundo”. “Animo a todo el mundo a que salga y explore, a que crezca”, subraya.

Borja nos visita unas 2 o 3 veces al año y recientemente hemos desplegado ese cartel que dice “bienvenido a casa”. Ha vuelto por Navidad y, aunque ya está de vuelta en su país de acogida, tiene pensado regresar pronto a España porque cualquier excusa es buena para recordar que aquí, al suroeste de Europa, está su hogar,  ese en el que el jamón, el clima, y el carácter afable de los españoles le esperarán con los brazos abiertos.