Su simbología, encanto místico y recogimiento atraen al público local, a visitantes de otras regiones y hasta a turistas extranjeros por igual, muchos atraídos no tanto por el origen religioso de la fiesta, como por el sentimiento cultural que despierta.

Castilla y León

Si por algo es conocida la Semana Santa castellanoleonesa es por su sobriedad y recogimiento. El fervor religioso se traduce en silencio y el caminar de las miles de personas que participan en los pasos retumba a través de los tambores que los acompañan. Las imágenes de artistas tan reconocidos como Gregorio Fernández, Juan de Juni, Pedro Berruguete o Gil de Siloé son los auténticos protagonistas de esta fiesta henchida de emoción y expresividad.

El arraigo de esta fiesta es tal que ha sido declarada de Interés Turístico Internacional en León, Medina del Campo y Medina de Rioseco (ambas en Valladolid), Pucela, Palencia, Salamanca y Zamora.

En total, diez Semanas Santas declaradas con este reconocimiento turístico internacional y diez días, del 22 al 31 de marzo, para pasar estas vacaciones en Castilla y León.

Sobriedad y recogimiento caracterizan la Semana Santa Castellana que vive sus días más fervorosos el Jueves y el Viernes Santos

En León, la celebración de la Semana Santa se remonta al siglo XVI y, hoy, con sus dieciséis cofradías y Hermandades, sus cofrades, denominados popularmente "papones" y sus cuidadas imágenes mantiene viva la tradición.

Desde la emocionante salida en la tarde del Viernes de Dolores de la antigua imagen de la Virgen del Camino, conocida popularmente como la del Mercado,  hasta la suelta de palomas en la mañana del Domingo de Resurrección, en la plaza de la Catedral, los eventos se suceden a lo largo de diez días en los que se puede presenciar el fervor de los braceros, la emoción del Vía Crucis y las rondas lírico-pasionales que recrean los últimos días de la vida de Cristo.

En Valladolid, la celebración empieza con la salida el Domingo de Ramos del paso de La Borriquilla compuesto por siete figuras de pequeño tamaño que son las únicas que en Castilla y León se conservan de las que se montaban en los pasos del siglo XVI, hechas a base de papelón, lienzo encolado y rostros y manos tallados en madera.

La Plaza Mayor de Valladolid escenifica durante el Viernes Santo la popularidad de una tradición que trasciende de lo religioso

Pero el gran día no llega hasta el Viernes Santo que comienza con la celebración en la Plaza Mayor del Sermón de las Siete Palabras. Por la tarde, miles de cofrades sacan en procesión los pasos más significativos de la Pasión: la Cena con los Apóstoles, la Oración en el Huerto, el Prendimiento, el Ecce Homo, el Azotamiento, los Preparativos para la Crucifixión, las Siete Palabras de Cristo en la Cruz, con siete pasos, la muerte y el Descendimiento de la Cruz, la figura Yacente e introducida en un sepulcro y la Soledad de la Virgen. Un recorrido que no concluye hasta que la Virgen de las Angustias entra en su templo.

Andalucía

Incienso y azahar se mezclan en las celebraciones de la Semana Santa en Andalucía, las saetas se pierden en el aire y una multitud de personas se agolpan para ver en procesión a los fervorosos pasos.

Sentir la emoción de la tradicional y multitudinaria “madrugá” de Sevilla; vivir la pasión con el “Señor” de Málaga, El Cautivo -con invitados tan internacionales como el actor Antonio Banderas y su familia-; ir tras el paso del Cristo de los Gitanos en las colinas del Sacromonte de Granada; ser testigo de la solemnidad del Viernes Santo con el “Santo Entierro” en Huelva, o perderse en las calles de Córdoba entre sus silencios, el canto de una saeta, el sonar de las campanillas del capataz...

En definitiva, un sinfín de oportunidades de disfrutar de una de las Semanas Santas con mayor calado internacional de España.