Las propuestas de “turismo marinero” -que permiten acompañar a pescadores durante una jornada de trabajo,conocer sus costumbres y gastronomía- afloran en las costas y, además de suponer una fuente de ingresos para la flota, contribuyen a dar visibilidad a estos profesionales del mar.
Al igual que ocurrió con el turismo rural o el enológico, el denominado “pesca-turismo” o “marinero” surge como una opción de empleo o para completar la renta de un sector, gracias a la difusión de un oficio tradicional ligado a la producción de un alimento de valor, como el pescado o marisco, y al interés que su día a día suscita entre forasteros y locales.
El Gobierno, las Administraciones autonómicas, el Congreso de los Diputados y el Senado han abogado por impulsar el “pesca-turismo” en el litoral, para quienes busquen algo más que tomar el sol en la playa y precisamente por su potencial para diversificar la actividad del segmento pesquero.
Se puede practicar en el mar y también en tierra, pues aparte del embarque incluye visitas a lonjas, cursos de cocina o talleres para niños. Los ministerios de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) y de Industria, Energía y Turismo han firmado un convenio con el propósito de fomentar esta clase de iniciativas y, en definitiva, la divulgación de un patrimonio cultural.
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