Aspecto que presentaba anoche el escaparate del Café Comercial. EFE/Alberto Martín

Aspecto que presentaba anoche el escaparate del Café Comercial. EFE/Alberto Martín

España y Portugal

El mítico Café Comercial de Madrid echa el cierre

Publicado por: BEATRIZ MAPELLI / EFETUR // Marc Cebrián/EFE 29 de julio de 2015

Escenario de tertulias, plató de cine y un lugar de paso emblemático de Madrid, el Café Comercial cierra sus puertas tras más de un siglo de historia.

El Café Comercial, uno de los más antiguos de Madrid, fundado en 1887, echa el cierre. Este establecimiento, escenario de tertulias, conciertos y actos literarios, ha sido uno de los más populares de la capital española, al igual que el Café Gijón o la Chocolatería de San Ginés, fundados a finales del siglo XIX.

Marcó un antes y un después en la historia de los ciudadanos madrileños. “Ni la guerra pudo con él” se leía desde uno de los recordatorios pegados en el escaparate del popular establecimiento situado en la Glorieta de Bilbao. Desde la noticia del cierre del recinto, el escaparate se ha vuelto un homenaje improvisado donde los clientes rinden homenaje a la cafetería que unió tantas historias.

El sitio que dio luz y forma a “La Colmena” del Nobel Camilo José Cela logró reunir a figuras de la cultura de toda índole y ahora el vacío que deja se suma al que dejó el Mercado Fuencarral o los cines Roxy. Unas ausencias que están dejando un Madrid “hortera y sin personalidad”, como asegura una clienta habitual, que pide que se “tome nota” de cómo en otros países europeos tratan a sus cafés “históricos”.

David se ha quedado sin su café y triste, y asegura que se ha cerrado un lugar donde se ha formado la historia de su familia “a golpe de tertulias”. Este vecino, que recuerda cómo el sitio reunía a gente de la “movida madrileña” así como a directores de cine, se suma así a los que se sienten “huérfanos”, y pregunta dónde debatirán ahora los jóvenes sus ideas.

Desde ahora, estas historias se comparten desde fuera del café mientras que, en su interior, sólo queda el silencio. Algunos como Ana, sienten que se pierde un símbolo de “identidad” mientras que otros como Jerónimo piensan que su última copa en el Café Comercial fue su primera lágrima.

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