Ceuta está relacionada históricamente con el mar pero, curiosamente, no presume de exportar ningún producto. Con esta idea es con la que quiere terminar la autonomía ceutí a través del secado de pescado para para fomentar el turismo a través de esta milenaria tradición.
Un grupo de ceutíes, encabezados por Keke Ragio, ha creado el proyecto “Salazones de Ceuta” para que la vinculación de la ciudad con el mar se vea reflejada no sólo en el resto del país sino también en el extranjero a través de un arte de pesca del que presumen los profesionales de sector.
Tradición pesquera
Para ello, siete secaderos de pescado se encuentran ya en la explanada de la bahía norte de la ciudad para dar a conocer una tradición pesquera que supone llevarse a la boca “el jamón del mar”, como lo define Rafael Díaz, uno de los propietarios de estas conocidas “volaeras”.
“Es algo natural y auténtico, una verdadera delicia”
Ver al pescado secado al sol, movido por los vientos de poniente y levante, es un espectáculo del que presumen muy pocas localidades españolas, al menos con la tradición de la que presumen en Ceuta y en el Campo de Gibraltar.
Una tradición que ha pasado de padres a hijos: la pesca del volaor, el posterior proceso de secado, el mantenimiento en sal durante ocho o diez horas, el lavado y el secado al sol para su posterior venta. “Es algo natural y auténtico, una verdadera delicia”, afirma a Efe Rafael Díaz.

“El pescado es como un niño pequeño, hay que estar siempre pendiente de él”, explica el pescador ceutí, que indica que el precio por pieza va desde los 6 hasta los 16 euros, en función del tamaño. “Se gana poco, aquí no te haces millonario”, sonríe.
“El pescado es como un niño pequeño, hay que estar siempre pendiente de él”
Un arte milenario reconocido
Y es que en Ceuta se han propuesto que este arte milenario sea conocido y reconocido. “Igual que en Cataluña hablan del cava y en Castilla La Mancha del queso manchego…. ¿por qué no se puede hablar en Ceuta del pescado seco?”, así lo razona ante Efe Keke Ragio, quien se ha implicado en este proyecto apoyado por el Gobierno ceutí.
Ragio recuerda que los salazones son su “producto gastronómico de siempre, es una tradición con más de 2.000 años de antigüedad porque desde los romanos se salaba pescado y era la gran fuente de ingresos del imperio romano”.

“Es una tradición que ha llegado hasta nuestros días, es un producto magnífico, que se seca al aire libre, y si lo comparamos con otros túnidos, el de aquí es exquisito. Estamos intentando dinamizar este producto porque pienso que es una tradición desconocida y un producto a enseñar”, reflexiona.
“Ya quedamos pocos pero volaores y bonitos hay muchos en el mar”
Ragio señala que es una apuesta que tiene “mucho futuro” y por ello se han preparado varias actividades en torno a un proyecto “dinamizador que quiere agrupar ocio, gastronomía, cultura y arte ya que Salazones de Ceuta quiere apostar por este producto, del que vamos a contar hasta su historia con unas jornadas para que no se pierda en el tiempo”.
“Ya quedamos pocos pero volaores y bonitos hay muchos en el mar“, sonríe un pescador que se asoma a los puestos para saludar a unos compañeros que han dejado el mar por la tierra, pero que en su sangre siguen llevando su olor a pescado. Aunque ahora sea en secaderos.