Nuestra seguidora Amelia González nos envía una foto del pantano de El Atazar, en Madrid, para participar en ‘El concurso de Efetur’. Un rincón que ofrece un “gran contraste de luces” gracias a la fusión entre cielo, montañas, árboles y “un estupendo pantano”.
“Esta fotografía del pantano del Atazar fue tomada desde el camping de Cervera de Buitrago. Me gusta especialmente por el gran contraste de luces que he captado, lo tiene todo: cielo, montañas, árboles, y un estupendo pantano. El Atazar, al 86% de su capacidad, permite desarrollar actividades acuáticas.” Amelia González Román Cortes
Nos acercamos hasta el embalse madrileño de El Atazar, en Madrid, para descubrir un paraje natural en el que disfrutar de un agradable día al aire libre. En este escenario, bañado por las aguas del río Lozoya y los arroyos que llegan a él, destacan sus impresionantes infraestructuras, “que se cuentan entre las más importantes de Europa, atesoran las mayores reservas de agua de Madrid y constituyen un patrimonio que distingue a la comarca”, según señalan desde la Mancomunidad de El Embalse del Atazar.
La construcción de la presa de El Atazar se inició en 1965 y su diseño revolucionó la técnica de la época ya que “fue la primera bóveda de doble curvatura construida en todo el mundo”, con una altura de 124,6 metros sobre el cauce. El espesor en la base del muro es de 43 metros y en su parte superior de siete metros. En la actualidad, además de abastecer agua y energía hidroeléctrica, el embalse tiene permitida la navegación de embarcaciones sin motor.

La belleza del paisaje, la gran diversidad animal y vegetal, y la posibilidad de disfrutar de actividades y deportes acuáticos lo convierten en una interesante propuesta de ocio de la que disfrutar en familia.
Entre las localidades que abrazan el embalse se encuentra Cervera de Buitrago, desde la que fue tomada la fotografía de nuestra seguidora Amelia González. Situado a orillas del embalse, este destino plantea enriquecer la visita con otras propuestas fuera del medio natural, como visitar el Museo de los Sentidos, que ofrece un circuito sensorial para experimentar un viaje por la naturaleza. Otra opción es acercarse a la Iglesia de Santa María de los Remedios, de estilo estilo barroco y levantada en el siglo XVI; o descubrir el Potro de Herrar, pieza de la Edad Media típica de los municipios con tradición ganadera; o el antiguo Lavadero, que ahora alberga dos alojamientos rurales.
También resulta interesante pasear por las calles de la localidad y contemplar las viviendas tradicionales, construcciones en piedra cubiertas de teja árabe, así como disfrutar de la gastronomía serrana en alguno de sus restaurantes, donde especialidades como las costillas, el chuletón, el pisto, el cocido, las migas o la sopa castellana hacen las delicias de los comensales.