Imagen de archivo de un momento del Camel Festival, en Sweihan. Foto: EPA/Ali Haider.

Imagen de archivo de un momento del Camel Festival, en Sweihan. Foto: EPA/Ali Haider.

Reyes Magos

Emiratos Árabes, el destino de lujo desde el que viajó Baltasar

Publicado por: Redacción/Efetur 23 de diciembre de 2016

De Arabia dicen algunas teorías que procedía el rey Baltasar. Podría ser de algún lugar de lo que hoy es Arabia Saudita, o de Omán, incluso de Irak por no mencionar Yemen… Pero hemos decidido viajar a otra zona de Arabia: a los Emiratos Árabes Unidos.

Los últimos años, o décadas, han dado un giro de 180 grados a lo que hoy son los Emiratos Árabes Unidos (EAU) que, tras su constitución en la década de los 70 del pasado siglo han ido variando su imagen hasta convertirse en sinónimo de lujo y de miradas al futuro.

Mediado el siglo XX se produjo el gran descubrimiento: el petróleo. El oro negro que cambió la vida de estos pequeños “reinos” que, poco después, decidieron unificarse y formar los EAU. Lo demás, vino rodado: infraestructuras, educación, cultura, comercio… Florecieron las ciudades y la modernidad en lo que hasta entonces había sido poco más que desierto.

Desierto que sigue ahí no sólo físicamente, también en el alma de los emiratíes en la que permanece arraigada la cultura del desierto, el tranquilo caminar del camello, el silencio entre las dunas… Una forma de vida que convive con la realidad de lo que hoy es uno de los principales abastecedores de energía del mundo y un destino turístico más que emergente.

Abu Dhabi

Abu Dhabi, que cuenta con las principales reservas de petróleo es la capital de los Emiratos, el centro político y sus edificios, que compiten sin duda con los rascacielos de Nueva York, son uno de sus recursos turísticos. Una ciudad de vanguardia surgida ganándole terreno al desierto es un atractivo en sí misma.

Pero no solo al desierto ha ganado terreno la ciudad. También al mar donde ha construido un buen número de islas artificiales que se pueden observar desde el paseo marítimo, quizá la avenida más importante de Abu Dhabi. De una parte, el océano Índico y de otra, los más lujosos hoteles que se puedan imaginar, como el Emirates Palace, decorado con oro, el más caro del mundo en su construcción.

Foto de archivo del vestíbulo del hotel Emirates Palace, en Abu Dhabi. Foto: EFE/Jorge Ferrari.
Foto de archivo del vestíbulo del hotel Emirates Palace, en Abu Dhabi. Foto: EFE/Jorge Ferrari.

Y esa cultura de lo superlativo que se ha convertido en sello de identidad de los EAU ha invadido también las tradiciones más profundas, incluso las más sagradas. De ahí que la capital presuma de albergar la mezquita más grande del mundo, con sus 22.000 metros cuadrados.

Todo es suntuoso en la decoración de la mezquita de Sheikh Zayed, con innumerables piedras preciosas y lámparas de cristales de Swarovski en los techos. Tiene tiene 82 bóvedas y sus minaretes miden más de 100 metros de alto. Todo un espectáculo.

Y hablando de espectáculos… una de las visitas turísticas de Abu Dhabi que no se debe olvidar el Ferrari World, el parque temático de Ferrari, dedicado a esa escudería que, además de otras atracciones cuenta incluso con simuladores de carreras.

Dubái

Si Abu Dhabi es el centro político, Dubái es la capital comercial, la ciudad más turística de los Emiratos. Y si el lujo es sinónimo de Emiratos Árabes Unidos, en Dubái este concepto alcanza el grado superlativo.

Aquí encontramos un hotel de siete estrellas, el único del mundo con esa categoría, el Burj El Arab, que es una de esas visitas que hay que incluir en la ruta, aunque no se vaya a alojar uno en él. Es el tercero más alto del mundo, se ha construido sobre una isla artificial -una de tantas…- y su diseño en forma de embarcación de vela lo han hecho famoso en todo el mundo.

En una isla artificial en forma de palmera -visible desde el espacio- se ubica otro de los espectaculares hoteles de Dubái, el Atlantis Palm, con un parque acuático cuyas cascadas y rápidos mueven 18 millones de litros de agua, tiene un templo de 30 metros de altura y siete toboganes. Datos que son solo un ejemplo de la grandiosidad y suntuosidad del resort.

Imagen de archivo del Atlantis Palm hotel en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) ubicado en una isla artificial con forma de palmera visible desde el espacio. Foto: EFE/Cedida por el hotel.
Imagen de archivo del Atlantis Palm hotel en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) ubicado en una isla artificial con forma de palmera visible desde el espacio. Foto: EFE/Cedida por el hotel.

También en Dubái está el centro comercial más grande del mundo, el Dubái Mall que, dicen, recibe más visitantes que la ciudad de Nueva York y que acoge las tiendas más exclusivas del mundo. Puro lujo.

Pero además de compras, edificios de vanguardia, lujo y medidas superlativas, encontramos otras cosas interesantes en Dubái que nos permiten recordar cuáles son sus orígenes y nos dejan contactar con su cultura. Como las mezquitas, concretamente la de Jumeirah que es la más importante de la ciudad pero sobre todo, es la única que permite la entrada a los no musulmanes.

También es imprescindible para tomar contacto con lo que fue y aún es este pueblo, un paseo por algún zoco. El más antiguo es el de las especias, que se llama así porque hubo una época en la que el comercio de especias era una actividad fundamental para la economía de Dubái, pero que ahora ofrece fundamentalmente tecnología, electrónica… ¡y alrededor de 300 joyerías!

Sharjah, tercera ciudad en importancia de los Emiratos, también merece una visita. Su Viejo Mercado, que está entre los mejores del país, el Mercado Central, imprescindible para los amantes de las alfombras persas, o la mezquita del rey Faisal son algunos de los puntos que debe señalar en su ruta el viajero.

Y más…

En general, es fundamental recorrer los mercados, sentir el ambiente de las ciudades que fueron hasta hace relativamente poco pueblos de pescadores o de campesinos y aún mantienen ese carácter junto a sus rascacielos. Los zocos, las mezquitas, los minaretes que parece que quieran tocar el cielo… conviven en los EAU con el lujo de los resorts y la exclusividad de las tiendas de sus centros comerciales.

Como también en el inmenso desierto continúan los beduinos con su vida de siempre, en auténtica simbiosis con la dura naturaleza que los rodea. Y es imprescindible tomar contacto con esa realidad. Sentir la arena, ver la puesta de sol entre las dunas…

Por eso una última recomendación es un safari por el desierto. Se encuentran muchas posibilidades de contratar esta “aventura” en vehículo 4×4 que suele incluir una cena con un menú típicamente árabe y puede incluso estar amenizada por música y sugerentes bailes de la danza del vientre.

Ah! Y, si es posible, acudir a uno de los espectáculos que más representan el esfuerzo de este pueblo para conservar sus tradiciones: las carreras de camellos. Hay algunos, como el Sultan Bin Zayed Heritage Festival que incluyen, además, subastas y concursos de belleza de camellos, artesanía tradicional y otras actividades.

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