Una encuesta elaborada por Jetcost deja claro que los españoles somos originales en eso de llevarnos recuerdos en nuestros viajes. Según el buscador, el 12 % de los viajeros de nuestro país se aleja de los tradicionales recuerdos viajeros -como adornos, postales, imanes o tazas- y opta por una elección inusual que luego pasa factura en el aeropuerto.

El 78 % de los encuestados reconoce que le gusta adquirir recuerdos de sus vacaciones aunque los motivos son diversos: el 41 % lo hace para demostrar que ha visitado ese destino y el 36 % porque le gusta tener recuerdos agradables de su lugar de vacaciones.

Sin embargo, no siempre esos recuerdos se admiten en los vuelos. El 12 % de los españoles reconoce que alguna vez les han confiscado algún objeto extraño en el aeropuerto. Los artículos más extraños que se han quedado sin subir a bordo son:

- Esposas

- Arena, follaje u otros elementos de la naturaleza

- Un animal vivo (lagartos, arañas...)

- Piquetas (para sujetar las tiendas de campaña)

- Un animal muerto (por ejemplo, un faisán)

Un encuestado incluso admitió que le habían confiscado un ladrillo extraído de una parte dañada de su hotel. ¿La razón? Tenía varios ladrillos de otros países y quería construir algo con su colección.

"A veces no podemos entender qué pasa por la mente de algunas personas cuando están haciendo sus maletas para volver a casa después de unas agradables vacaciones y piensan que es aceptable o incluso normal llevarse animales muertos, ladrillos y hasta fuegos artificiales. ¿Qué ha sido de las camisetas con el nombre de la ciudad y los globos con nieve?", señala el co-fundador de Jetcost, Antoine Michelat.