Tiendas, restaurantes o un amplio abanico de actividades culturales y religiosas son algunos rastros de la huella que Rusia ha dejado en Madrid.
El pueblo ruso tiene donde sentirse como en casa sin salir de Madrid. Una oferta que compila gastronomía, cultura, comercio o religión que puede ser también el mejor atractivo para aquellos que se sienten identificados con este inmenso país.
Sin ser tan amplia como la huella que puede haber en Madrid de la cultura de diversos países occidentales, latinoamericanos o mediterráneos, Rusia también tiene un hueco madrileño donde sentirse y vivirse.
La novedad
La comunidad rusa ortodoxa tiene una novedad que es única en Madrid y en gran parte de España. Se trata de la primera iglesia ortodoxa rusa que abre en la capital.
Santa María Magdalena lleva por nombre este templo que llama la atención en la Gran Vía de Hortaleza por las clásicas cúpulas de oro, típicas en la arquitectura de los edificios de esta religión. En su interior, el párroco de esta comunidad cristiana, Andréy Kórdochkin, lleva varios meses oficiando misa para todos los fieles que hasta ahora no tenían un lugar propio donde celebrar su fe. Un espacio donde los seguidores pueden sentirse más cerca de su comunidad ortodoxa.
Pero en Madrid, ciudad donde la gastronomía internacional queda bien representada, no podían faltar esos restaurantes rusos con nombres que, claramente, evidencian sus raíces.
La gastronomía rusa queda representada en varios restaurantes en la capital
A la altura del número 37 de la calle Marqués de Santa Ana, en el barrio de Malasaña, se encuentra el restaurante “Las noches de Moscú”. Un lugar ideal para saborear Rusia en un ambiente propicio. Se puede degustar a buen precio algún menú donde tienen su protagonismo los diferentes tipos de ensaladilla (de queso, remolacha o pollo), diferentes carnes, sopa de verduras con nata agria y de postre, por ejemplo, un sorbete de mandarina o el clásico vodka de importación.
En la calle Jardines, en pleno centro de Madrid, se localiza el restaurante La Troika, cuya selección de carnes y pescados elaborados al estilo tradicional ruso seducen a los comensales.
Pero hay muchos otros, como el Fishka, abierto en 2011, o Rasputin, un tradicional en el barrio de La Latina.
Adentrarse en la cultura rusa
Adentrarnos en las raíces culturales rusas sin dejar la Comunidad de Madrid es posible gracias a la Fundación Alexander Pushkin, en la calle Carranza, 10. Una organización sin ánimo de lucro con su propia escuela de idiomas, que organiza congresos, seminarios y conciertos de artistas rusos, profundizando también en la literatura y el cine rusos.
Y sin duda, una institución de referencia obligada es el Centro Ruso de Ciencia y Cultura en Madrid. Una organización muy dinámica, ubicada en la madrileña calle de Atocha, que organiza cursos de lengua rusa, talleres, proyecciones de películas o conciertos, entre otras muchas actividades.
Su programación mensual da una idea de la incesante actividad y el empeño por difundir la cultura rusa en Madrid. En diciembre, por ejemplo, comenzarán el día 5 con el Festival Internacional de Música dedicado a S.V. Rajmáninov.
El Centro Ruso de Ciencia y Cultura en Madrid es uno de los referentes para conocer esta cultura
Del 2 al 4 de diciembre, la sede acogerá un ciclo de proyecciones de películas de los estudios cinematográficos y directores de los países de la Comunidad de Estados Independientes en el marco de la “Semana de la CEI en el Centro Ruso de Ciencia y Cultura”. También en esa misma fecha, estará abierta la exposición fotográfica “Los símbolos estatales de la Federación de Rusia”.
Una velada literaria dedicada a la vida y obra de F. Tiútchev, la exposición de copias de cuadros “Los cuentos de Pushkin” o el espectáculo dramático “Raskólnikov” completan, junto a otros eventos, la oferta del centro ruso para diciembre.
Y para quien quiera llevarse a casa productos de la gastronomía rusa, libros o películas rusas, pueden pasarse por tiendas como Yulya, junto a la estación de Atocha; Kristall, en c/ Quero 105 o Julia, en Méndez Álvaro, 4.
Un pellizco de Rusia con esencia y encanto propio sin salir de Madrid.