Piscifactorías, universidades y administraciones conmemoran cada 30 de noviembre el Día Nacional de la Acuicultura para reivindicar su papel en el empleo y en las zonas rurales o costeras, una iniciativa promovida hace 11 años por la Fundación Biodiversidad -ahora perteneciente al Ministerio para la Transición Ecológica-.

Este año, los acuicultores afrontan esta celebración -que coincide con la onomástica de San Andrés- en un contexto de crisis y de alza de costes, pero esperanzados por los datos de esta semana que revelan una moderación de la inflación, debido principalmente a la bajada de los carburantes, según la patronal acuícola Apromar.

El director gerente de Apromar, Javier Ojeda, ha declarado a Efeagro que si la "senda descendente (del IPC) continúa, en 2023 la acuicultura podría volver a su actividad normal y a que sea la eficiencia empresarial la que marque su destino y no la electricidad o el coste de la comida de los peces".

El responsable de la patronal acuícola Apromar ha remarcado que no consta que ninguna empresa de este ámbito haya cerrado por la crisis de la guerra de Ucrania o por la covid19, pero ha reconocido que el alza de costes ha afectado mucho a la facturación de estos negocios por el gasto energético o en los piensos.

Respecto a la Navidad, época importante para los ingresos pesqueros, ha señalado que en principio las perspectivas son favorables, con "precios estables" del pescado y buena calidad.

Las cifras de la acuicultura

La producción española de acuicultura alcanzó un valor de 629 millones de euros en 2021, con un incremento anual del 23 % y en volumen llegó a las 327.309 toneladas, con el mejillón, la lubina, la trucha arco iris y la dorada como principales especies.

Pese a la tendencia mundial de crecimiento de producción de pescado de cultivo, el responsable de Apromar reconoce que en España y en la Unión Europea la piscicultura está estancada.

Asimismo, admite que hay una reestructuración desde hace 25 años en el sector porque la dificultad de la actividad es generalmente asumida por empresas grandes, lo que implica que en volumen de producción haya subidas de granjas pero no de firmas.

En el caso del pescado de granja (no del molusco), en España, Noruega, Chile o Grecia se produce ese tipo de concentración empresarial, pero Ojeda ha asegurado que hay hueco para empresas y microempresas, si bien tienen que "especializarse mucho" para poder competir.

Preguntado sobre el último informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación acerca de la posibilidad de aumentar un 25 % el valor de la acuicultura española en cinco años, Ojeda ha afirmado que "es factible, pero si todos nos alineamos".

En ese sentido, ha solicitado un planteamiento estratégico y una ordenación marítima que posibilite esa mejora.