La amenaza de la piratería destaca en el Golfo de Guinea, que registra la mayor subida de ataques a barcos. Pero España mantiene la guardia en aguas del Índico, primordiales para la flota pesquera, porque asaltos como los de los somalíes pueden resurgir.
Representantes de la Armada española y otros expertos de Defensa han constatado que las aguas del golfo de Guinea (Atlántico) generan ahora la mayor inseguridad y preocupación para las flotas, en un seminario virtual promovido por la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac) sobre la piratería.
La situación recuerda a la que sufrieron hace años los buques pesqueros y mercantes en aguas del Índico, como las de Somalia, donde ha disminuido gracias al despliegue de medios de la Unión Europea (UE), como la Operación militar Atalanta (iniciada en 2008), y medidas como la contratación de vigilancia privada en los buques.
Pero “la piratería puede volver a surgir (en aguas de Somalia) y las redes siguen activas”, según el almirante jefe de servicios generales y asistencia técnica de la Armada española, Rafael-Pintado.
España mantendrá su presencia militar en aguas del Índico hasta 2022, si bien otros países de la UE han preferido dirigir sus efectivos hacia otras zonas, de acuerdo con el almirante, quien ha recalcado que no puede haber “relajación” porque si los piratas ven que no hay vigilancia europea volverán a atacar a los barcos.
Los piratas “se centran en tierra pero no olvidan la mar” y ante la disuasión se dedican a otras actividades como las drogas, tráfico de armas o de personas, ha añadido el almirante, quien ha mencionado ataques de 2020 ligados al conflicto en Yemen.
Los caladeros del Índico concentran gran abundancia de bancos de atunes y son prioritarios para los barcos españoles.
Preocupación por los secuestros en el golfo de Guinea
En estos momentos, preocupa la situación en el Golfo de Guinea; según la Organización Marítima Internacional (OMI), registró en 2020 más del 95 % de los secuestros de embarcaciones, con 130 de los 135 tripulantes secuestrados en el mundo.
Allí, el “modus operandi” de los piratas varía respecto a Somalia, así como las circunstancias legales.

En ese sentido, el doctor en Conflictos y Seguridad y profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y del Campus Internacional para la Seguridad y la Defensa (Cisde), Fernando Ibáñez ha insistido en que es difícil mejorar la situación en el Golfo de Guinea y ha augurado que estos ataques van a seguir; incluso esta semana ha habido algún secuestro.
El origen, ha añadido, está en Nigeria, en el Delta del Níger, y las circunstancias legales son diferentes que en Somalia, donde había un “estado fallido”, mientras que en el golfo, por cuestiones de soberanía de los Estados y de que no cuentan con mecanismos jurídicos adecuados.
Dentro de los países del área, solo Nigeria tiene legislación para abordar la piratería, según Ibáñez, quien ha apuntado que las autoridades nigerianas no tienen capacidad para patrullar las costas y, además, el origen de ese tipo de delincuencia está en un país con millones de personas en situación de pobreza.
Incluso existen buques que no denuncian ataques por desconfianza hacia las autoridades de los países costeros, ha apuntado.
El director gerente de Opagac, Julio Morón, ha explicado que por parte de la flota atunera española que faena en el Atlántico -en caladeros como los de Costa de Marfil o Gabón- se está intentando evitar la zona de golfo de Guinea más conflictiva, pero hay temores ante la posibilidad de que los asaltos se extiendan.
Los expertos han apelado a la coordinación y a la actuación por parte de la UE, si bien el almirante ha confiado en que no se repita en aguas del golfo de Guinea la historia de Somalia, donde hubo secuestros de navíos que hace años conmocionaron a la sociedad española, como el del “Alakrana” o “Playa de Bakio”.