Si Mijas es famoso por sus burros taxi, es gracias a un volumen de turistas que llegaron hasta sus tierra atraídos por el sol, la arena, la calidez del mar Mediterráneo y unos pequeños pueblos blancos que atraen sobremanera a los turistas extranjeros.

Rincones de fina arena, mojada por un agua salada  que imprimen belleza a la costa de Mijas. Varias playas bañan la costa mijeña y, entre ellas, algunas de renombre como El  Torreón –en la cala de Mijas- y otras más familiares, como la de El Faro.

Como es típico de Málaga, los chiringuitos y los kioscos atraen a cientos de turistas para degustar los típicos espetos –pinchitos de sardinas asadas a la brasa- o una fritura malagueña a mediodía o por la noche.

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Si tenemos en cuenta que es el primer municipio de España en número de campos de golf, es de imaginar que la oferta de ocio pasa indudablemente por poder practicar este  deporte en alguno de los 12 campos distribuidos por el término municipal. La Cala Resort, Miraflores, La Siesta, Mijas Golf  El Chaparral se han convertido en referentes nacionales entre los golfistas.

El turismo de naturaleza se puede practicar tanto por rutas senderistas como a caballo. De hecho, la Sierra de Mijas está cruzada por varias rutas de distintos niveles de dificultad, que suman cerca de 200 kilómetros, y también hay caminos especialmente diseñados para montar a caballo.

El patrimonio religioso e histórico-artístico tiene su hueco en Mijas. La Casa Museo es un museo de carácter etnográfico en el que quedan recogidos los antiguos oficios y tradiciones de la villa. En él, se puede contemplar la recreación de dos molinos de aceite, una bodega de vino, una panadería o una casa tradicional.

Las ermitas de Nuestra Señora de Los Remedios y del Calvario, ambas del siglo XVIII, la plaza de toros, que data de 1900, y un curioso museo de miniaturas con pulgas disecadas vestidas  o una bailarina de ballet tallada en un palillo de dientes destacan entre los encantos y curiosidades que encierra Mijas.