El consejero delegado de Philip Morris, André Calantzopoulos, ha considerado que es “posible” que la compañía deje de vender cigarrillos tradicionales “en muchos países” debido a la expansión del tabaco sin combustión a partir de 2030.
Así figura en un informe difundido este jueves por la compañía, en el que Calantzopoulos insiste en la apuesta del gigante tabaquero -dueño entre otras marcas de Marlboro- por dispositivos “libres de humo”, que ya centra la mayor parte de su inversión.
“Estoy convencido de que es posible acabar con las ventas de cigarrillos en muchos países en 10-15 años, aunque para que eso ocurra, industria y gobiernos deben trabajar en la misma dirección“, ha precisado.
El objetivo marcado por la multinacional estadounidense es que para 2025 el tabaco sin combustión –un producto que comercializa con el nombre de Iqos y que se basa en un dispositivo electrónico que calienta pero no quema un mini cigarrillo que se introduce en su interior– genere en torno al 40 % de sus ingresos globales.

Desde que en 2016 comenzaran con su apuesta por este tipo de producto, su peso en la facturación se ha disparado del 2,7 % hasta el 18,7 % de 2019, casi cinco puntos más que en el ejercicio anterior.
Verificación a menores de forma automática
De esta forma, de los 69.350 millones de euros que facturó el pasado año -un 2,4 % menos que en 2018-, cerca de 13.000 millones procedieron de esta categoría.
Según sus datos, la compañía destina el 98 % de su inversión en I+D al tabaco sin combustión y el 71 % del gasto comercial.
Además, el informe recoge el compromiso de equipar el 100 % de estos dispositivos electrónicos con un sistema tecnológico de verificación de edad que impida que sea usado por menores.

Mientras que Philip Morris cita sus propios estudios para defender que el Iqos reduce en más de un 90 % el número de sustancias tóxicas respecto al cigarrillo tradicional, el Ministerio de Sanidad español recuerdan que aunque su consumo no genera humo sí emite un aerosol con elementos nocivos y contiene nicotina.