De las 10 tamborradas que salieron 1967 al centenar que se alcanzaron en 2012: la fiesta ha ido creciendo en repercusión y popularidad con sociedades que llenan los siete barrios de la ciudad de ruido y ambiente festivo.

No se puede precisar el año exacto en que se inició esta tradición, pero se calcula que fue hacia 1836, en plena Guerra Carlista, cuando se comenzó a festejar el día de San Sebastián con un recorrido por las calles, en plena noche, al son de la marcha zortziko del maestro Santesteban.

Durante 24 horas, no hay un solo rincón de la ciudad en el que no se escuche el repicar de barriles y tambores

A los barriles pronto se unieron los tambores; los disfraces de los participantes en las marchas -se cree que originariamente la Tamborrada era una de las comparsas del Carnaval donostiarra- dieron lugar a cuidados uniformes, y los primeros sones fueron sustituidos por la Marcha de San Sebastián, compuesta por Raimundo Sarriegui en 1860, que atravesaba la noche desde las 3.30 de la mañana hasta las 8.00, cuando se detenían en la intersección entre las calles Íñigo y Narrica para esperar la llegada de la sokamururra (toro ensogado).

La Tamborrada se convirtió así en el primero de una serie de festejos que concluía con el martes de Carnaval y el entierro de la sardina. A la Sociedad La Fraternal le sucedió la Unión Artesana, después la Euskal-Billera y, desde entonces, no han dejado de sumarse nuevas sociedades.

La fiesta en la actualidad

Los festejos comienzan a la media noche con la izada de bandera a cargo de la tamborrada Gaztelubide en el antiguo ayuntamiento (hoy reconvertido en Biblioteca municipal) en la Plaza de la Constitución. A partir de ahí, la ciudad se convierte en una fiesta de tambores y barriles tocando al son de los himnos de Sarriegui hasta que 24 horas después, también a la media noche, la Unión Artesana arría la bandera y da por finalizada la fiesta. Sin embargo, el silencio no vuelve a la ciudad, ya que el fin de la tamborrada propiamente dicha da paso a otras piezas musicales también tocadas al ritmo de los tamborres.

Pero si en algo se ha notado la frescura de los nuevos tiempos es en la paulatina incorporación de las mujeres a la fiesta. Muchas sociedades han dejado de ser estrictamente masculinas, al tiempo que se han creado nuevas tamborradas solo para mujeres.

Durante el día, siempre con el sonido de los tambores de fondo, se otorgan premios como los Tambores de Oro -a las personas u organizaciones que hayan contribuido a la imagen de la ciudad-, las Medallas al Mérito Ciudadano y los premios del Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de los participantes en la Semana Grande del año anterior.

Tamborrada infantil

La Marcha de San Sebastián, Diana, la Polca de los tambores o Retreta también suenan al son de los peques de la ciudad que participan cada vez en mayor número en la tamborrada. Una tradición que comenzó en 1927 con la tamborrada Euskal-Billera y que en la actualidad congrega a medio centenar de compañías.

En las tamborradas infantiles, además de los tambores, hay otros protagonistas como el General y su Ayudante, encargados de revisar las compañías antes de su salida a las 12 del mediodía; la Bella Easo y sus damas, que contemplan el espectáculo desde uno de los balcones que dan al parque de Alderdi Eder, y el tambor mayor.

Uniformes

Si en sus inicios eran los disfraces, coloridos y variados, los que daban el toque distintivo a la fiesta, hoy, cada tamborrada cuenta con un uniforme diferente con tendencias que van desde las vestimentas militares de estilo francés como las que lucían las tropas del Tercio de Guipúzcoa durante la Guerra de Independencia, hasta los tradicionales trajes de cocinero.