Son distintivos avalados con auditorías que certifican niveles de bienestar en la granja, el transporte o el sacrificio por encima de los exigidos normativamente. Cada vez son más visibles en los lineales de los supermercados.
El afán por no quedarse atrás en medidas que maximicen el bienestar animal, demandado en la sociedad actual, ha provocado la proliferación de diferentes sellos avalados por auditorías y certificadoras cuyo objetivo final es estamparlo en el envase para darle un valor añadido al producto.
Son normalmente acciones a pie de granja, durante el transporte o en el sacrificio que van más allá de la normativa vigente en la Unión Europea en bienestar animal -de las más avanzadas del mundo- y que cuentan incluso con voluminosos reglamentos en los que se detallan áreas de acción y requisitos a cumplir para conseguirlo, según ha podido comprobar Efeagro.
Distintivo para el cerdo blanco
La organización interprofesional del cerdo de capa blanca (Interporc) fue una de las primeras en apostar por impulsar el bienestar animal a instancias del propio sector, según recuerda su director general, Alberto Herranz.
Con ese deseo, se pusieron manos a la obra y crearon un comité científico multidisciplinar para que elaborase un reglamento con todos los requisitos necesarios.

Con el reglamento en la mano, son los auditores de certificadoras como Aenor y otra decena más las encargadas de supervisar a pie de campo si los animales disfrutan de los niveles de bienestar requeridos.
Es bienestar en el sentido más amplío porque, según Herranz, se trata de hacer un análisis “holístico” de tal forma que se supervisa la alimentación; la limpieza y desinfección de las instalaciones; el control de plagas; el estado de los alojamientos (iluminación o confort térmico); la salud (control de lesiones o manejo de animales enfermos); la expresión del comportamiento social; los controles en la carga para ir al matadero; y una serie de pautas para asegurar el bienestar antes y durante el sacrificio.
Incluye también, por ejemplo, la instalación de cámaras de videovigilancia en los mataderos con lo que se han adelantado a la normativa que prepara el Gobierno al respecto, según detalla.
Actualmente, seis de cada diez cerdos blancos ya se crían bajo esas condiciones en España y la intención es llegar al total de la cabaña.
Se trata, afirma Herranz, de un reglamento “dinámico, riguroso y exigente” al que se van incorporando mejoras y que sedujo al resto de interprofesionales cárnicas ya que decidieron adherirse al mismo por lo que también cuentan con este sello.
Sello “Welfair”
El investigador del programa de Bienestar Animal del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA), Toni Dalmau, explica a Efeagro cómo ellos trabajan con el sello Welfair en colaboración con el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (Neiker) y que se extiende a una amplia gama de especies de consumo.
Este distintivo recoge los indicadores validados y consensuados por investigadores de los proyectos europeos Welfare Quality y Animal Welfare Indicators (AWIN) tras un proceso que arrancó en 2002.
La importancia y novedad de Welfare Quality frente a otros protocolos previos radica en que se fija en evaluar científicamente a todos los animales y sus comportamientos y estados emocionales en vez de centrarse en características de las instalaciones.
El IRTA decidió involucrarse porque hubo empresas cárnicas españolas que acudieron al instituto pidiendo ayuda para conseguir un sello de bienestar animal que les avalase para vender producto a clientes extranjeros que así se lo demandaban, según indica.
Este Instituto se asoció en 2013 con Aenor para llevar a cabo las auditorías, al año siguiente ya tenían la primera empresa con este sello y posteriormente han contado con más certificadoras que les ayudan en el proceso.
Para que todas las certificadoras trabajen “bajo las mismas reglas y normas”, elaboraron un dossier de más de 100 páginas que armoniza criterios.
Actualmente unas 120 empresas entre granjas y mataderos cuentan con el sello que está disponible en los productos de origen animal de más de 4.000 supermercados de toda España.
Sello para el avícola de puesta
La Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA) no quiso quedarse atrás en esta carrera y lanzó un sello en coordinación con la Asociación Profesional de la Avicultura Alternativa (Avialter) para identificar a explotaciones pequeñas de producción de huevo enclavadas en el entorno rural.
Según el portavoz de ANDA, Alberto Díez, fue necesario ante la “proliferación tan amplia de sellos” en el que veían que ese tipo de granjas no tenía cabida.

Este distintivo engloba además aspectos de sostenibilidad medioambiental y desarrollo rural.
El presidente de Avialter, José Carlos Terraz, añade por su parte que el sello, voluntario, recoge “exigencias superiores” a la normativa europea y parte de requisitos como la necesidad de ser gallinas camperas o ecológicas, prohibición de recortar picos, disposición de luz natural, cría en un sólo nivel, respetar determinadas densidades y que el animal tenga adquirido el hábito de salir al patio, entre otros. Este certificado es muy joven, empezó a funcionar en 2019, y ya hay 40 explotaciones que se beneficia de él.
El bienestar animal se ha convertido en un valor al alza, visible en muchos alimentos que buscan así ganar en competitividad y atractivo frente a un consumidor cada vez más interesado.