Sus características torres, sobresaliendo entre los tejados de los pueblos, forman parte del perfil de muchas zonas rurales y ahora se les otorgan nuevos usos.
Silos agrícolas que en su día sirvieron para almacenar grano han reabierto sus puertas en pleno siglo XXI llenos de vida y un trasiego muy diferente a aquel para el que fueron concebidos, de tal forma que hoy es posible hospedarse en ellos o incluso disfrutar de una sesión termal.
Sus características torres, sobresaliendo entre los tejados de los pueblos, forman parte del perfil de muchas zonas rurales y ahora se les otorgan nuevos usos que potencian el desarrollo rural y el empleo allá donde se encuentran.
En Bello (Teruel)
Un caso paradigmático es el del silo de Bello (Teruel), que abrió a finales de 2015 reconvertido en hospedería, bar y restaurante tras todo un año intenso de obras, según recuerda a Efeagro su gerente, Miguel Ángel Ayuso.
Dicho silo se construyó en 1957 y tenía capacidad para almacenar 2.300 toneladas de cereal, pero se cerró con la llegada de la democracia y la liberalización del mercado del grano, explica.
Tras años sin uso, salió a subasta en 2014 y Ayuso y su mujer lo adquirieron, con el proyecto ya en su mente.
En la torre de almacenamiento hicieron plantas y abrieron ventanas y puertas, y una vez ejecutada la construcción y todo el proyecto -con una inversión de 1,4 millones de euros– abrieron con capacidad para 64 huéspedes que ahora pernoctan con vistas a la laguna de Gallocanta.
Ayuso tenía claro que quería aprovechar la diferencia de altura del edificio respecto a su entorno y por eso, en la planta superior, abrió un observatorio desde el que avistar las aves de la laguna o, con su telescopio astronómico, deleitarse por las noches con el firmamento.
En Alcaracejos (Córdoba)
En Alcaracejos (Córdoba), las instalaciones que un día fueron granero hoy sirven para relajarse en un centro termal con baño turco, baños árabes a diferente temperatura, chorros a presión, duchas bitérmicas, sauna finlandesa o sesiones de chocolaterapia.
Este edificio formó parte de la red nacional de silos y graneros desde 1970 hasta 1996, tuvo capacidad para 4.000 toneladas de almacenaje y era uno de los más grandes de su estilo en la provincia.

En 2015 abrió como centro termal, gracias a la insistencia y empeño del Consistorio, según fuentes del Ayuntamiento, que mantuvo conversaciones con el Gobierno central hasta conseguir que le cediese su uso por 50 años.
En un principio se pensó darle un contenido cultural pero finalmente se optó por el actual y ha sido una realidad gracias a fondos de todas las administraciones (Gobierno, Junta de Andalucía, Diputación provincial, Mancomunidad de Los Pedroches y el Ayuntamiento).
En el Castillo de Arévalo (Ávila)
En el caso del Castillo de Arévalo (Ávila), la edificación es peculiar porque en este caso se trata de una antigua fortaleza medieval que fue reconvertida por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) en almacenamiento de grano a mediados del siglo XX, según la información del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

Actualmente, es un centro de visitantes en el que se puede conocer el valor patrimonial e histórico del castillo, su trayectoria y su papel como silo de almacenamiento de grano procedente de las compras de intervención en el mercado cerealista. Y se pueden ver las instalaciones construidas para su uso como almacén, entre las que se encuentran las celdas, el elevador o la maquinaria.
Ejemplos de la nueva vida de estas infraestructuras que fueron construidas entre 1945 y 1986 por los organismos predecesores del FEGA con el fin de tejer toda una red de almacenaje que estuvo constituida por 663 silos y 275 graneros, con una capacidad total de 2,7 millones de toneladas.