Son enseñas con esmerado envase -a veces con el gancho de algún personaje o chef de prestigio, o bajo el paraguas de un título nobiliario-, mientras que sus métodos de elaboración van desde la pequeña almazara artesanal -fruto del “mimo” a olivos centenarios y hasta milenarios-, la agricultura de precisión, técnicas ecológicas o “biodinámicas”; hasta grandes fincas de recolección mecanizada.

En el negocio del aceite de oliva premium, operan enseñas como Fuenroble, Dauro, Casas de Hualdo, Abbae de Queiles, Valderrama, Organic, Hacienda Guzmán, Masía El Altet, Aubocassa u Oliduero, en la mayoría de casos empresas familiares, junto a casas nobiliarias, entre otras tipologías empresariales: Marqués de Griñón, Casa de Alba, Marqués de Valdueza, Marqués de Prado, Marqués de Vargas …

Castillo de Canena es una de las pymes pioneras en lanzar aceites “Primer Día de Cosecha”, con etiquetas creadas por Sara Baras, Enrique Ponce, Ainhoa Arteta, Pau Gasol, Alejandro Sanz, Fernando Alonso, Roberto Verino, Raphael o Álex de la Iglesia, entre otros.

Las aceitunas seleccionadas se cosechan por la noche para acortar los tiempos de recogida y para beneficiarse de las bajas temperaturas, y “ambos son parámetros imprescindibles para conseguir unos aceites de oliva extra vírgenes excelsos”, explican desde la compañía.

“Bíbelo” es un aceite de oliva virgen de origen jerezano, fruto de la colaboración del chef Martín Berasategui (ocho estrellas Michelin) y “El Jardín de Almayate” -uno de los mayores grupos empresariales agrícolas-, y se vende en Carrefour o Amazon.

Otros ejemplos son las iniciativas de Águra, una empresa familiar dedicada a la producción de Aceite de Oliva Virgen Extra, fruto de los olivos, parte de ellos centenarios, que poseen en la zona del Humilladero, en la provincia de Málaga y limítrofe con la campiña de Sevilla y Córdoba.

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