Almas que vagan por el campo, brujas que hacían de las suyas, nombres de pueblos con leyenda y anécdotas que ha dejado el mundo del cine. Un abanico de curiosidades, posible de encontrar en los pueblos del Alto Manzanares.
Los pueblos del Alto Manzanares no son sólo un atractivo turístico de índole natural, gastronómico y patrimonial. Indagando un poco en su historia, nos encontramos con el misterioso encanto de rumores y leyendas que han sobrevivido al paso del tiempo: las brujas o alguna que otra alma errante han protagonizado y protagonizarán más de una y dos conversaciones entre los habitantes y visitantes de estos municipios.
Historias con sello propio, genuinas y curiosidades como la procedencia de los nombres de algún pueblo, se encuentran a partes iguales en esta zona norte de la Comunidad de Madrid.
Y eso sin contar las miles de anécdotas que, a buen seguro, habrán protagonizado sus habitantes, algunos de ellos elegidos como ‘extras’ para las decenas de películas que se han rodado en la zona. Un ‘minihollywood’ donde fue posible una “convivencia” entre el sheriff del Oeste y figuras como Espartaco o el mismísimo Alejandro Magno.
El misterio de La Pedriza
Si viajamos hasta Manzanares el Real, en su término se encuentra la zona conocida como La Pedriza, rica en granito. Dice la leyenda que un grupo de ocupantes de las zonas conocidas como Pedriza Posterior y Pedriza Anterior mantenían enemistades que les llevaron alguna que otra vez a una guerra entre ellos. Finalmente, apostaron por la paz y colocaron como separación una piedra de grandes dimensiones: el Canto del Tolmo, donde había un vigilante permanentemente. A día de hoy, se mantiene que este centinela sigue custodiando este rincón desde lo alto del Collado de la Dehesilla.

Sin salir del lugar, la Cueva de la Mora guarda algunas de estas historias de inquietante belleza. La creencia popular dice que allí vaga el alma de una joven árabe que fue recluida por sus familiares en la cueva al enamorarse de un cristiano.
La cercana Miraflores de la Sierra tiene nombre de leyenda. Dicen que Isabel de Borbón viajaba un día por el lugar cuando tenía 24 años. Se paró a descansar y, al contemplar unas flores, exclamó ¡Mira, flores! en el lugar que ahora ocupa el municipio.
Pero fue en 1644 cuando el terror se adueñó de los vecinos de Miraflores. El rumor recayó sobre la vecina María de Manzanares, vista por muchos como una bruja. Se le acusó de correr desnuda y se afirmó que una de las personas que la vio cayó enfermo y se secó.
Entre Miraflores y Manzanares, se sitúa Soto del Real. Famosa por motivos ajenos a los meramente locales, -en su término se encuentra una de las prisiones más conocidas y mediáticas de España-, la leyenda mantiene que fue un grupo de pastores los que la fundaron construyendo chozas para poder vivir. Su primer nombre: “Chozas”.
Sin embargo, se celebró una votación en 1959 en la que se proponía al vecindario tres nombres: “Chozas”, “Soto del Real” y “Alameda de la Sierra”. Finalmente, se decantaron por el actual, cogiendo la palabra soto, por abundar este árbol en las inmediaciones, y “del Real” como recuerdo de su anterior pertenencia al Real de Manzanares.
De cine
La sierra de Madrid ha sido recurrente para el mundo del celuloide. La llegada de actores, actrices de renombre fue posible gracias a que numerosos directores internacionales se fijaron en las potencialidades de esta tierra para grabar películas de diferentes géneros.
Guadalix de la Sierra está ya acostumbrada a ser un escenario de rodaje o plató de televisión. Descontando su fama actual por acoger en su término la casa del exitoso reality “Gran Hermano”, Guadalix entró por la puerta grande del cine con la famosa producción de Luis García Berlanga “Bienvenido Mr. Marshall”. Comenzó a rodarse un ya lejano 23 de septiembre de 1952.
El rodaje de “Bienvenido Mr. Marshall” revolucionó Guadalix de la Sierra
Un día en el que comenzó la revolución en un pueblo en el que gran parte de los vecinos tuvo su hueco como “extra”. A las puertas del inmenso decorado instalado en la localidad, se mantuvieron atentos sus habitantes a la espera de entrar en algún plano de la película y, de paso, participar en algunas de las comidas que se distribuían.
En Colmenar Viejo, saben bien lo que es una claqueta. Junto con Almería, ha sido el territorio más recurrente para rodar películas del oeste. La Dehesa de Navalvillar fue el lugar donde se recreó un poblado del oeste muy prolífico. Más de 180 rodajes de producciones para cine y televisión, de los cuáles la mayoría fueron western.
“El bueno, el feo y el malo” de Sergio Leone, “Espartaco” de Stanley Kubrick o “Alejandro Magno” de Robert Rossen son sólo una muestra de la importancia de este lugar.
Durante los rodajes, se sucedían anécdotas, como la cantidad de niños que se escapaban de clase para acudir a las grabaciones y ver a los actores. Entre sus vecinos, tuvo especial protagonismo Antolín, que fue contratado para llevarle la caja de puros a Orson Welles en el rodaje de “Campanadas a medianoche”.
El recorrido de leyendas e historias curiosas nos lleva también hasta Hoyo de Manzanares. Otro escenario de película que se entregó al celuloide desde finales de la década de los 50. El director Stanley Kramer abrió la veda con “Orgullo y Pasión”. Seis años después, se decidió construir el “Poblado del Oeste”, conocido como “Golden city”. Lo levantaron 100 hombres en 75.000 horas de trabajo y usaron dinamita y barrenos para volar las tierras pedregosas. La primera película que se rodó en este poblado fue “El sheriff terrible”, en 1962.
Historias de leyenda e historias curiosas que entretejen la historia real de estos pueblos del Alto Manzanares.