Un joven posa junto a su campo de mijo en los alrededores de Niamey (Níger). Efeagro/Issa Ousseini

AÑO MIJO

El mijo sobresale en su año internacional por sus ventajas nutricionales y climáticas

Publicado por: EFEAGRO/Belén Delgado 3 de febrero de 2023

El mijo, un cereal poco conocido que se consume de manera tradicional en parte del África subsahariana y Asia, tiene una serie de ventajas nutricionales y de adaptación al clima que sobresalen en el año internacional que le dedica la ONU este 2023.

No se trata de un solo cultivo, sino que cubre hasta once especies diferentes a las que en esta iniciativa se han añadido el sorgo y el teff por ser también pequeños granos propios de las tierras áridas.

A propuesta de India, su mayor productor, las Naciones Unidas han declarado 2023 el Año Internacional del Mijo con el fin de atraer la atención por este cereal infrautilizado y promover su conocimiento.

El jefe del equipo de Sistemas de cultivos rurales y urbanos de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Fenton Beed, señala que, aunque hay un gran interés por parte de India, el mijo también se ha desarrollado en África subsahariana y en otros países como China, Japón y Australia, además de Centroamérica.

Un grano peculiar

Una ventaja que tienen estos granos frente a otros en un contexto de cambio climático es su capacidad de adaptación a ambientes áridos, si bien presentan dificultades para cosechar porque, al ser pequeños, resulta difícil separar la semilla de la planta, apunta Beed.

Tanto es así que si se hace a la manera tradicional el mijo se trilla contra el suelo, lo que significa que se mezcla con piedras y puede suponer un problema cuando se quiere procesar o introducir en el mercado.

Una familia criba granos de mijo en el campamento para desplazados internos de Kurbanyat (Kenia). Efeagro/Stephen Morrison
Una familia criba granos de mijo en el campamento para desplazados internos de Kurbanyat (Kenia). Efeagro/Stephen Morrison

En cuanto a su valor nutricional, casi todos los tipos de mijo no tienen gluten y presentan un bajo nivel de glucosa; poseen alto contenido en hierro y otros nutrientes como el calcio, aunque eso depende de sus condiciones de cultivo.

“Una vez que se cosechan, si estos granos se transforman en harina con la cáscara de la semilla intacta, entonces tienen mucha más fibra; pero si están refinados, pierden muchos de esos beneficios”, sostiene el experto.

Interés internacional

El año internacional representa una oportunidad para intercambiar experiencias y fomentar la producción y el consumo de mijo en los países subsaharianos, como demuestran las actividades que planean Níger o Nigeria, dos importantes productores junto a Malí, Sudán, Etiopía, Burkina Faso, Senegal y Chad.

Según los últimos datos de la FAO, en 2021 se produjeron 30 millones de toneladas en 31 millones de hectáreas, con Asia y África como las principales regiones.

Datos de producción de mijo en el mundo. Efeagro/Borja García
Datos de producción de mijo en el mundo. Efeagro/Borja García

La experta de la FAO Makiko Taguchi resalta las dificultades para obtener información sobre este grupo de cultivos, por lo que están trabajando para mejorar la recogida de datos y apoyar el desarrollo del mijo.

El Consejo Internacional de Cereales, el Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para los Trópicos Semiáridos (Icrisat, por sus siglas en inglés) o el Foro para la Investigación Agrícola en África (FARA) son algunas de las entidades que están invirtiendo recursos en la investigación de ese cereal.

Beed subraya los avances realizados por India, que puede compartirlos con África, sobre todo en lo que se refiere a las cosechadoras y a la tecnología de procesamiento, así como a la forma de reenganchar a los jóvenes en el consumo de estos cereales.

En muchos ambientes urbanos de estos países, la gente se está sintiendo más atraída por cultivos occidentales, pero se necesita revitalizar la industria entera para que las personas se interesen por estos cultivos que han existido durante milenios, según el especialista.

Centroamérica es uno de sus potenciales beneficiarios, no solo por la necesidad de adaptarse a las sequías más recurrentes, sino también porque, al igual que otros países en desarrollo, depende de la importación de alimentos básicos y la guerra en Ucrania ha reducido su disponibilidad.

“Los países necesitan ser más autosuficientes en la producción local de alimentos. Además, la pandemia ha demostrado cómo de frágiles son nuestros sistemas alimentarios”, sostiene Beed.

Aunque el foco está puesto en las condiciones de los países en desarrollo, el mijo -que apenas representa menos del 3 % del comercio mundial de cereales- puede acabar exportándose a los países ricos para saciar su deseo de probar alimentos nuevos, como lo fueron en su día las semillas de quinua o de chía.

Secciones : Actualidad Agricultura