María, una ingeniera madrileña, relata a Efetur su visita nocturna al templo de Karnak durante su viaje a Egipto. Si quieres compartir con nosotros tus experiencias viajeras, envíanos tu relato y tus fotos a info@efetur.es.
La visita al templo de Karnak es siempre espectacular. Pero la noche lo hace aún más especial. Los volúmenes y siluetas de las estructuras del templo y de sus esculturas resaltan bajo los juegos de luces y sombras.
Con una majestuosidad que no se percibe igual a la luz del día, las dos hileras de carneros recostados que vigilan el acceso del templo (y que delimitaban el camino que lo unía con el de Ramsés en el centro de Luxor) nos reciben, estáticos, pero atentos a nuestra presencia extraña. Cada uno con una pequeña figura humana bajo su cabeza, Amón, dios al que se dedica el templo, protege a los faraones que lo veneran.
El acceso a la sala de las columnas no puede ser más deslumbrante envuelto en la noche, cuando la historia del templo es contada por sus protagonistas en el espectáculo de luz y sonido. Iluminados alternativamente en sus esculturas y relieves en piedra, los faraones que participaron en esta obra de siglos nos describen sus hazañas, su necesidad de darle a los dioses un lugar adecuado en el que obsequiarles con los frutos de la tierra y del Nilo y sus tareas en la construcción del templo: el más grande, el más bello, el más especial de los que nos legó la civilización egipcia.
El acceso a la sala de las columnas no puede ser más deslumbrante envuelto en la noche
Tras la sala de columnas, erguido en el centro y a la luz de una luna llena espectacular, el obelisco de la Reina Hapsepshut marca la unión de este templo con el cielo desde el que el dios aguarda las ofrendas y vigila a su pueblo.
La ruta por los recintos del templo nos conduce al enorme estanque sagrado. El agua refleja los muros del templo iluminados y duplica la magia del momento. Las palmeras, la brisa del Nilo y los relatos y leyendas de los faraones son el complemento necesario para una noche especial en uno de los recintos mágicos que es obligado visitar. Aquí se puede sentir la fuerza de quienes acogieron a los dioses en templos de dimensiones sobrehumanas, de quienes crearon un mundo especial dentro de su mundo para honrarles.