Marta Ostiz Desde aceite de oliva virgen extra a sopas chinas deshidratadas, pasando por juguetes, cosméticos o productos de limpieza, así hasta 69.000 ensayos de más de 6.000 productos se analizan anualmente en el Centro de Investigación y Control de Calidad del Instituto Nacional de Consumo (CICC).
La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, ha querido conocer de primera mano, el trabajo que se realiza en este centro, el mayor laboratorio de ámbito estatal, que analiza alimentos y productos no alimenticios para determinar su conformidad con las normas vigentes y con su etiquetado.
Así, fue en este centro donde se analizaron y detectaron, el pasado mes de marzo, las muestras de productos cárnicos que contenían ADN de equino sin etiquetar.
Comprobar la seguridad
Las comunidades autónomas remiten a estos laboratorios productos que están en el mercado para evaluar, a partir de análisis y ensayos, su conformidad con las reglamentaciones y las normas de calidad que los regulan.
Los controles analíticos tienen como fin comprobar la seguridad y la calidad de los productos, bajo normas españolas o europeas, y su conformidad en cuanto al etiquetado, contenido efectivo, indicaciones geográficas protegidas, denominaciones de origen, etc.
Los vinos son uno de los productos analizados
Uno de los productos analizados son los vinos, tanto los de mesa, como las denominaciones de origen.
“Evaluamos el grado alcohólico, la acidez total, la acidez volátil, el metanol, el plomo… y lo que miramos es que cumplan la reglamentación y, en el caso de las denominaciones de origen, se exigen unos parámetros aún más restrictivos que la normativa europea”, explica a Efe María Guirado, encargada del Departamento de Bebidas.