La norma vigente permite evitar el aturdimiento por motivos religiosos. El informe revela también que la falta de formación necesaria y la fatiga entre el personal de los mataderos suponen un riesgo para el bienestar de los animales en el momento de su sacrificio.
Un nuevo informe publicado este martes por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda que los animales sean aturdidos antes de ser sacrificados para evitarles “un dolor intenso”, lo que contradice la norma vigente, que sí lo permite para ritos religiosos.
El dictamen, solicitado por la Comisión Europea, concluye que los animales que no son previamente aturdidos “experimentan un dolor intenso, miedo y angustia” durante el sacrificio al estar conscientes durante el sangrado.
“Las evidencias científicas muestran que el sacrificio sin aturdimiento provoca dolor intenso, miedo y angustia antes de que el animal llegue a estar inconsciente”, explica a EFE una portavoz de la EFSA que prefiere no dar su nombre.

La pérdida de conciencia del animal “no necesariamente sucede de manera inmediata”, añade la portavoz y, por tanto, “debe evitarse el sacrificio sin aturdimiento”.
La legislación alimentaria actual exige aturdir al animal para minimizar su sufrimiento, aunque autoriza el sacrificio sin aturdimiento por motivos religiosos o culturales con el fin de garantizar el respeto de la libertad de religión.
Según sentenció en 2018 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), el sacrificio animal para ritos religiosos está permitido siempre que tenga lugar en un matadero autorizado y cumpla las normas de la Unión Europea de bienestar animal.
Falta de preparación de los matarifes
En su informe, revela también que la falta de formación necesaria y la fatiga entre el personal de los mataderos suponen un riesgo para el bienestar de los animales en el momento de su sacrificio.
El informe, que cubre aves de corral, conejos y cerdos, identifica un total de 40 peligros para el bienestar que pueden ocurrir durante el sacrificio, de los que 39 son el resultado de que el personal no posea las habilidades necesarias para realizar las tareas o sufra fatiga.
El dictamen propone medidas para prevenir y corregir tales riesgos, la mayoría de ellos relacionados con el aturdimiento y el sangrado de los animales.
En ocasiones, el ganado puede estar expuesto al estrés por calor o frío, fatiga, sed y hambre prolongada, impedimento o restricción de movimiento, problemas de descanso, estrés social, dolor, miedo y angustia, según la EFSA.