El acuerdo alcanzado en la Cumbre del Clima de París “es histórico porque por primera vez se adopta por el conjunto de la comunidad internacional y es jurídicamente vinculante para todos los países”. Así lo estima el Gobierno, aunque algunas ONGs y organizaciones ecologistas se muestran más prudentes. ¿Se cumplirán las expectativas?
El cambio climático no sólo es trascendental desde el punto de vista medioambiental, sino que también es determinante en ámbitos como la pobreza, la emigración, el futuro de las núcleos rurales, el acceso al agua y a las tierras de cultivos, el desarrollo de plagas y enfermedades, la producción agrícola y ganadera o la seguridad y soberanía alimentaria.
Todo el mundo estaba pendiente de la Cumbre de París, que finalmente desató la euforia de los negociadores, gracias a un acuerdo vinculante, aunque no exento de incertidumbres.
El Gobierno español habla de acuerdo “histórico”.
“El texto es ambicioso y equilibrado para todos y es un logro de la comunidad internacional. No es perfecto para nadie pero es un éxito para toda la humanidad”, explica el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
El Acuerdo de París se basa en seis principios: diferenciado, justo, ambicioso, duradero, equilibrado y jurídicamente vinculante, además de ser un texto “con una ambición máxima, defendida por España”, e impulsada por la Unión Europea, con el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, “liderando las negociaciones”.

El principal objetivo de este Acuerdo el limitar el incremento de la temperatura media global por debajo de los 2 grados, y trabajar hacia escenarios compatibles con los 1,5 grados, dice el Ministerio, y añade que “se consagra la mayor ambición posible para reducir los riesgos y los impactos del cambio climático en todo el mundo”.
La coalición de la ambición entre la UE, los Estados del grupo África, Caribe, Pacífico y Estados Unidos ha conseguido que se introduzca este objetivo que cuando se iniciaron las negociaciones de París no estaba encima de la mesa, afirma el Magrama.
El Gobierno valora, asimismo, que este “no es un objetivo aspiracional, sino que su alcance se va a ir revisando cada cinco años cuando se haga balance de dónde estamos y se consideren la siguiente ronda de compromisos que siempre tendrán que ser más ambiciosos de los actuales”.
“En el Acuerdo, se pone en valor la importancia de la adaptación a los impactos del cambio climático en un contexto en el que todos los países tenemos que adaptarnos a los efectos del incremento de la temperatura global”, añade el Ejecutivo.
Cooperación global
“Además, crea un marco de cooperación global para que los países en desarrollo más vulnerables puedan afrontar las pérdidas y daños asociados a estos impactos”. En la opinión de España “esto supone un reconocimiento, en un tratado internacional, de las necesidades específicas que tienen los países más vulnerables y que vienen demandando desde hace años”.
En el capítulo de la financiación para el cambio de modelo es Ministerio de Medio Ambiente destaca que el acuerdo de París pone las bases para una transformación de los modelos de desarrollo hacia patrones bajos en emisiones.
Para ello, señala el Departamento, se cuenta con un importante paquete financiero que ayudará a la implementación del Acuerdo y que deberá construirse sobre la base del objetivo de movilización de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, a través de distintas fuentes, y que se revisará más adelante.