A los encantos turísticos de la Costa Brava se suma desde hace 16 años el Festival Cap Roig, que este año espera superar los 40.000 espectadores con las actuaciones de artistas como Rod Stewart, quien actuó recientemente.
A la localidad gerundense de Palafrugell no le faltan atractivos turísticos. Ubicada a caballo entre el mar y la montaña, su casco urbano presume del pasado y del presente de su industria corchera, a la que rinde tributo en su propio museo. Un museo que, por cierto, también alberga algunos de los restos arqueológicos encontrados en el yacimiento donde, en el siglo V a.C., se asentaba un poblado ibérico.
Hacia el este del casco urbano, varías de sus pedanías se asoman a la Costa Brava, abriendo de vez en cuando calas que en verano se llenan de gente buscando refrescarse en sus aguas transparentes. Una de estas pedanías es Calella de Palafrugell, un antiguo pueblo de pescadores que aún conserva el encanto de su pasado y que desafía al Mediterráneo con una lengua de tierra conocida en la zona como Cap Roig. Este espacio natural abarca una superficie de 1.100 hectáreas, ocupadas en su mayor parte por un frondoso bosque mediterráneo y visitada todos los años por numerosas especies de aves.
Este parque cuenta además con algún que otro tesoro, no siempre natural, por cierto. En este entorno privilegiado, la mano del hombre ha sido capaz de dejar su impronta de una manera sostenible con la creación del Jardín Botánico de Cap Roig, considerado uno de los mejores de toda la cuenca mediterránea.
Construido en 1927 por el coronel ruso Nicolai Woevodsky y la aristócrata inglesa Dorothy Webster, está surtido de especies vegetales procedentes de todo el mundo, entre las que se erigen esculturas de artistas como Basterretxea y Oteiza.
También, en su interior da cabida a un impresionante auditorio al aire libre, donde desde hace 16 años se celebra un festival de música internacional que, hasta la fecha, ha servido de escenario para artistas como Mark Knowpler, Ahinoa Arteta y Enrique Iglesias.
En su última edición, inaugurada el pasado 8 de julio y programada hasta el 17 de agosto, artistas nacionales como Rosario, Antonio Orozco, Manuel Carrasco, Malú o Alejandro Sanz intercalarán escenario con otros internacionales como Santana, The Corrs, Status Quo o el mismísimo Rod Stewart, quien ya consiguió un lleno completo hace apenas un par de días.

El Festival de Cap Roig, una atracción turística más
Durante más de un mes, el Festival de Cap Roig atrae a miles de personas que, amantes de la música, también aprovechan para disfrutar de la gastronomía y los servicios que ofrece la zona.
Así sucedió el pasado 9 de agosto, cuando el músico británico Rod Stewart actuó para un numeroso público ávido de emociones fuertes.
El cantante había sido capaz de conseguir esta misma semana que siguieran su ritmo los Reyes de España, que acudieron a su actuación en Madrid, así que poca resistencia podían oponerle los asistentes a una cita referencia del panorama musical de verano del Mediterráneo.
Los más de doscientos millones de discos que ha vendido Rod Stewart a lo largo de su carrera dejan poco espacio a las sorpresas, pero una cosa es una cifra fría y otra verle sobre un escenario.
Para mayor alegría de los presentes, el artista decidió ponerle un broche de oro a su gira, que concluía con este concierto, y tanto él como los nueve músicos y tres coristas que le acompañan se desmelenaron en un derroche de recursos que hizo que Sir Rod luciera en todo su esplendor.
Canciones de toda la vida
Rod Stewart, dispuesto a darle a sus seguidores lo que querían, no le dio ni una sola concesión a su último álbum, “Another country”, y se limitó a enlazar sus grandes éxitos.
“Having a Party” para arrancar ante un auditorio donde pocas veces se ha visto tanto pelirrojo y tanta camiseta del Celtic de Glasgow en un claro ejemplo del público multicolor que atrae un festival como el de Cap Roig.
Como respuesta, su compatriota sobre el escenario, aunque en honor a la verdad es inglés, pero de familia escocesa, lanzó balones de fútbol desde el escenario y, al comenzar los acordes de “Can’t stop me now”, las coristas aparecieron con faldas de cuadros rojos y negros.
A medio concierto y tras “Stay with me”, Rod Stewart se concedió un descanso de diez minutos para regresar con nuevo vestuario y la misma energía, pese a sus 71 años, para enlazar un rosario de éxitos acompañado en primera línea del escenario por todos los músicos.
El auditorio de Cap Roig no aguantó más con “Baby Jane” y se mantuvo en pie y bailando, con la excepción única de la balada “Sailing”, hasta el bis final de “Da ya think I’m sexy?” que fue el apoteosis final.
Rod Stewart dio una lección en Cap Roig de todo lo que puede hacerse para convertir un concierto en una experiencia única.