El gran atractivo del esquí en Canadá es la nieve, además de el paisaje. La calidad asegurada por el duro clima, se suma a las grandes acumulaciones.
Por ejemplo, Revelstoke tiene una media anual de 10 metros de nieve acumulada con la base a tan solo 512 metros de altitud, cantidad de precipitación acumulada que Baqueira Beret, por seguir con un ejemplo cercano, sólo ha acumulado en dos temporadas de las últimas siete. La media de Sunshine Village es de ocho metros anuales. Estos factores garantizan una larga temporada de esquí año tras año.“En Sunshine Village la temporada se extiende desde primeros de noviembre hasta finales de mayo”, nos dice Sinéad Hanna, del departamento de Relaciones públicas de la estación. Los espesos bosques de coníferas, que alcanzan una altitud mucho mayor que en el Pirineo o los Alpes, permiten esquiar con visibilidad incluso en días de mal tiempo o bajo una fuerte nevada.
Preparativos y cómo llegar
Antes de emprender viaje es importante pensar en el material. Air Canada cobra una tasa por facturar equipo de esquí, y las condiciones específicas de la nieve pueden hacer que merezca la pena llevar solo las botas y alquilar tablas allá. La nieve polvo aconseja esquiar con tablas más anchas, de incluso más de 100 mm de anchura del patín, que no son habituales para las condiciones a las que estamos acostumbrados, y que permiten disfrutar mucho más en la nieve canadiense.
Cómo llegar. El mayorista Viajes Scibasku ofrece paquetes completos con vuelo, alojamiento y remontes en una o varias estaciones, a partir de unos 1. 400 euros. Son muchas las agencias a través de las que se puede contratar, como El Mejor Esquí, de Madrid, Olas y Nieve, de León, o Navarsol, de Pamplona
Moneda y precios. El dólar canadiense (CAN$) equivale a 1,50 euros. Los precios no son muy distintos de los nuestros. Hay que recordar que los precios que figuran en las etiquetas no recogen los impuestos, hay que sumar alrededor de un 11%, que veremos añadido al pasar por caja.
Alojamiento. Hay una gran variedad de posibilidades, desde hoteles de lujo, cabañas de madera y apartamentos, hasta económicos moteles de cadenas como Best Western o Sandman.
Comer y beber. La oferta es amplia. La gastronomía de Canadá es similar a la estadounidense, pero en las carnes típicas se encuentra el reno (elk) y el bisonte, en filetones, costillas o hamburguesas. Un plato (similar a nuestros platos combinados), a partir de los 10 CAN$, satisface a los más glotones. Hay restaurantes más refinados, con interesantes creaciones gastronómicas (¡No hay que perderse el salmón ahumado!), e innumerables ofertas internacionales, como excelentes japoneses, pizzerías, e incluso un muy buen restaurante de especialidades de Oriente Próximo, el Safta regentado por el iranoisraelí Roy en Invermere, junto a Panorama.
Degustar los platos mediterráneos como el hummus, falafel o la tabbuleh en los fríos montes canadienses es una experiencia. La cerveza es la gran bebida del esquiador, y en Canadá no podía faltar. Hay pequeñas fábricas cerveceras en casi todas las ciudades, y la oferta es enorme, en cantidad y en calidad. El valle de Okanagan, en British Columbia, produce interesantes vinos, pero a precios elevados. Para quien opte por alojarse en apartamento, los supermercados están muy bien surtidos, y el precio no es más caro que en España.
Quien sepa inglés disfrutará de agradables charlas en los remontes o alrededor de una cerveza
Electricidad. Los enchufes son de patilla plana, y la tensión es de 110V, por lo que hay que llevarse un adaptador, y olvidarse de aparatos como secadores de pelo. Se puede cargar el móvil, la tableta o el portátil. Casi todos los establecimientos ofrecen wifi gratis a sus clientes.
Clima. Como ya se ha dicho, el clima es muy duro. Los inviernos son fríos y es imprescindible equiparse bien, con más abrigo que el que usamos en nuestro país, e ir preparados para fríos extremos.
Vida cotidiana. Los canadienses son extremadamente amables y hospitalarios; el escollo puede ser el idioma, aquí se habla mucho menos español que en Estados Unidos, pero la disposición de los lugareños hace fácil cualquier relación. Quien sepa inglés disfrutará de agradables charlas en los remontes o alrededor de una cerveza.
El coche. Si optamos por conocer más de una estación se hará imprescindible alquilar uno. Vienen equipados con neumáticos de nieve. Las carreteras están muy bien cuidadas, pero en Canadá cuando nieva, nieva de verdad, y nos podemos encontrar con dificultades para desplazarnos. En determinadas condiciones la policía puede llegar a obligar a usar cadenas para determinados pasos de montaña, por lo que puede ser aconsejable pedirlas al alquilar.