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Los planes estratégicos nacionales de la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) para la nueva Política Agrícola Común (PAC) priorizan el apoyo económico a las explotaciones a expensas de las medidas ambientales ambiciosas, según un estudio del Parlamento Europeo.
Con la última reforma de la PAC de la UE, los fondos agrícolas del bloque se reorganizaron para poner más responsabilidad en manos de los Estados miembros, cada uno de los cuales tenía que presentar un plan estratégico que detallara cómo gastaría el dinero y alcanzaría los objetivos clave de la PAC.
Seis meses después de la entrada en vigor de la reforma, un nuevo estudio encargado por la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo ofrece una primera evaluación de este llamado nuevo modelo de ejecución y la efectividad de los 28 planes nacionales.
Mientras que la lista de objetivos de la PAC incluye una variedad de objetivos, como abordar el cambio climático y ambiental, el relevo generacional, la salud y la viabilidad de las áreas rurales, el estudio halló que en los países de la UE los planes nacionales priorizaron el objetivo de asegurar los ingresos de los agricultores.

El “enfoque de los planes en responder a las necesidades económicas de las explotaciones” se traduce en “objetivos ambientales y de desarrollo rural menos ambiciosos”, concluye el estudio.
Ambición ambiental “no consistente”
“Lo que podemos decir es que la relevancia de los planes individuales es bastante alta en términos de necesidades económicas y también en términos de seguridad alimentaria”, dijo Arndt Müch, uno de los autores, a los legisladores durante la presentación del estudio al Comité de Agricultura a finales de junio.
Mientras tanto, su relevancia para los objetivos ambientales y de desarrollo rural es solo “moderada”, dijo, además de agregar que los objetivos ambientales y climáticos declarados por diferentes países de la UE “no son consistentemente ambiciosos”.
Al mismo tiempo, Münch admitió que el impacto final de los planes es difícil de evaluar tan pronto, sobre todo porque depende de la adopción de instrumentos como los recientemente introducidos ecoesquemas.
Estos esquemas son una lista de medidas climáticas y ambientales opcionales que diseña cada país y por las cuales los agricultores pueden ser remunerados con dinero de la PAC.
Pero su naturaleza voluntaria y la flexibilidad otorgada a los Estados miembros significan que su impacto positivo depende de si los incentivos financieros dedicados a las medidas ambiciosas son suficientes para hacerlas atractivas para los agricultores.
Sobre esta cuestión, las primeras evaluaciones de diferentes Estados miembros mostraron resultados muy diferentes.
Mientras que en Eslovaquia los ecoesquemas han animado a los agricultores a crear una cantidad sin precedentes de áreas no productivas, la adopción de los esquemas por parte de los agricultores quedó muy por debajo de las expectativas en Alemania.
Compromisos sin compromiso del Pacto Verde
El estudio también encuentra que, aunque muchos de los planes abordan cómo el país contribuirá a los objetivos del Pacto Verde de la UE, estas contribuciones “no son en gran medida cuantificadas ni especificadas”, y los compromisos continúan siendo no vinculantes.
Tras la oposición de los ministros nacionales durante las conversaciones de la reforma, los objetivos del Pacto Verde no se incluyeron en la PAC de forma jurídicamente vinculante.
Si bien se alienta a los Estados miembros a explicar en sus planes estratégicos cómo alcanzarán estos objetivos, no están obligados a hacerlo.
Hablando en la presentación del estudio, Mihail Dumitru, subdirector general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea, expresó su decepción por el hecho de que el Ejecutivo de la UE no haya logrado persuadir a los Estados miembros para que integren más fuertemente los objetivos del Pacto Verde en su PAC.
“El asunto de la contribución a las metas y objetivos del Pacto Verde fue ciertamente muy delicado en el proceso de planificación”, dijo. “Hemos intentado en el proceso obtener más de los Estados miembros y tratar de cuantificar, pero no tuvimos mucho éxito”.
Nuevo modelo de ejecución
El estudio también aporta recomendaciones sobre el funcionamiento del nuevo modelo de ejecución en términos más generales, es decir, el enfoque de hacer que los estados miembros detallen los gastos de la PAC mientras se realiza un seguimiento de los objetivos generales a nivel de la UE a través del nuevo Marco de Evaluación y Seguimiento del Desempeño (PMEF).
Según los investigadores, el hecho de que ahora sea posible una “evaluación de la PAC en su conjunto” es un paso en la dirección correcta, si bien todavía ven deficiencias.
En particular, el sistema de indicadores utilizado para realizar un seguimiento de los objetivos “parece incompleto para evaluar los objetivos específicos, en particular las intervenciones climáticas y ambientales”, concluye el estudio.