La organización “política” cuenta con un jefe de todas las islas que vive en una llamada Acuadup, que significa Isla Roca.

La organización “política” cuenta con un jefe de todas las islas que vive en una llamada Acuadup, que significa Isla Roca. Foto: EFE/ Magdalena Barceló.

Una isla para cada día

Publicado por: Claudia Munaiz / EFE Reportajes 9 de mayo de 2013

Las 365 islas de San Blas, situadas frente a la costa norte del Istmo, están hechas a imagen y semejanza del Paraíso. Con aguas cristalinas y arena blanca, este rincón del Caribe es el hogar de los indios Kuna Yala y un centro de cultura, belleza y ecología.

Una para cada día del año. Un calendario de islas coralinas. 365 formaciones que se extienden unas 200 millas y donde se pueden practicar deportes acuáticos o nadar bañado en aguas transparentes.

El archipiélago de San Blas se ha convertido en uno de los destinos turísticos más demandados. Ubicado frente a la costa norte del Istmo de Panamá y perteneciente a este país centroamericano, es un destino romántico, paradisíaco y también cultural, sumamente interesante por la valiosa cultura de los Kuna.

Existe un aeropuerto para vuelos domésticos a nivel nacional y también cuenta con hoteles construidos con pencas para no desentonar con el legado y la tradición de la comarca.

“Es real y lo he vivido”.

La primera sensación al llegar a estas islas es maravillosa. Magdalena Barceló, española residente en México da cuenta de ello en entrevista con Efe: “¿Quién no se ha imaginado alguna vez en una isla perdida por el mundo?, la impresión al llegar es increíble. El archipiélago de 365 islas que recorre toda la costa panameña hasta Colombia es real y he tenido la suerte de haberlo vivido”.

Los indios Kuna han sabido conservar intactas sus tradiciones y modo de vida durante siglos. Viven en bohíos de paja que son chozas pequeñas y duermen en hamacas

Esta región abarca una franja estrecha de tierra firme que se extiende desde el Golfo de Mandinga o San Blas, hasta la frontera colombiana.

Barceló narra el viaje desde que se suben en un jeep para atravesar la selva durante dos horas y media mientras amanece hasta que avistan el pequeño paraíso.

“Más que sacrificio es un placer dejarse zambullir por la inmensidad de la naturaleza, entre barro y paredes verdes de todas las tonalidades. Parece que llegamos a la desembocadura de un río, ya son las 8 de la mañana y el sol pega como si fuesen las 3 de la tarde. Nos reciben los indígenas Kuna Yala. Embarcamos en un cayuco y nos prohíben hacer fotos, es un lugar sagrado. Piensan que les roban el alma, así que cámara a la mochila y a disfrutar del recorrido al tiempo que nos adentramos en el Caribe”.

El legado de los Kuna

En efecto, los indios Kuna han sabido conservar intactas sus tradiciones y modo de vida durante varios siglos. Viven en bohíos de paja, que son chozas pequeñas, y duermen en hamacas.

Las mujeres se visten con unas blusas de tejidos coloridos y originales diseños. A este arte decorativo se le llama “mola”. Llevan faldas largas con dibujos que reflejan la vida mística de esta etnia y decoran sus brazos, piernas y cuellos con adornos de cuentas de colores, cadenas y anillos de oro en la nariz.

Antes de la conquista, los indígenas pintaban sus cuerpos convirtiéndolos en verdaderas obras de arte. Los colonizadores simplificaron su vestimenta y los Kuna abandonaron sus diseños originales para usar las ropas traídas por los misioneros.

Las comunidades más interesantes para admirar el legado cultural de esta etnia son Playón Chico, Malatupo, Ustupu y Ogobsucun. Unas islas muy hermosas son “El Porvenir” e “Isla Perro”

La organización “política” cuenta con un jefe de todas las islas que vive en una de ellas que se llama Acuadup, que significa Isla Roca. A pesar de su autonomía, el gobierno nacional mantiene en el área escuelas, centros de salud, hospitales, puestos de policía y pistas de aterrizaje.

La comarca está dividida en cuatro distritos: Ailigandí, Narganá, Tubualá y Puerto Obaldía. La sede gubernamental es Porvenir, cabecera del distrito de Narganá. Los Kuna viven de la caza y de la pesca. Una gran mayoría habla español y son las mujeres las que conservan mejor sus tradiciones.

Su gastronomía es variada y rica en pescado fresco, langosta o cangrejo rey especial, una delicia que no se puede perder quien llegue hasta este rincón, ya que solo se encuentra en este lado del Caribe panameño.

¿Sabía qué…?

Las comunidades más interesantes para admirar el legado cultural de este grupo son Playón Chico, Malatupo, Ustupu y Ogobsucun. Allí el visitante podrá admirar los bailes típicos, comprar artesanía y degustar los sabrosos platos de la cocina Kuna.

Otra opción es adentrarse en las selvas vírgenes de la zona con ríos de agua cristalina, cascadas y especies animales en peligro de extinción. Otras islas que merecen la pena son Isla Perro, El Porvenir y Pelícano. En todas ellas se puede practicar buceo y esnorquel. En la Comunidad de Narganá se ubica el hotel Posada Narganá. Esta isla se comunica mediante un puente de madera con otra llamada Corazón de Jesús.

Este destino es romántico, interesante y accesible para todos los públicos

En contra de la creencia popular, lo que refiere en su canción el grupo mexicano Maná “En el muelle de San Blas” no está en realidad en Panamá, sino en Nayarit, México.

El archipiélago de San Blas fue elegido como uno de los dos mejores destinos para cruceros según dos revistas especializadas en el sector turístico.

Para llegar, hay un vuelo diario  (dura unos 20 minutos) desde el aeropuerto Marcos A. Gelabert en Albrook, en la ciudad de Panamá.

El alojamiento en las islas es en cabañas rústicas limpias pero sin lujos. Pero, ¿qué importa si el verdadero lujo es estar en el Edén?.

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