Las inversiones de las compañías de obtención vegetal superan incluso a las que realizan en automoción, industria aeroespacial o tecnologías de la información. Su principal caballo de batalla, luchar contra la piratería.
La multiplicación irregular o ilícita de variedades protegidas se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza para las empresas legales de obtención, que pierden por la “piratería vegetal”, sólo en España, más de 100 millones al año, según cálculos del sector.
Estas firmas recuerdan que el coste medio para poner en el mercado una nueva variedad vegetal oscila entre 1 y 1,5 millones de euros y que se tarda de 10 a 12 años en conseguirlo, lo que da idea de los esfuerzos que realizan para mantener la innovación.
Para la obtención de la variedad de trigo “veery”, por ejemplo, los investigadores tuvieron que experimentar 3.170 cruzamientos entre 51 diferentes parentales de 21 de países, explican desde la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove).

El presidente de la Asociación -que reúne a 53 entidades que facturan más de 1.000 millones de euros al año y emplean a 2.500 personas-, Julián Arnedo, destaca a Efeagro que estas compañías reinvierten cada año entre el 15 y el 35 % de sus ventas en investigación, “más incluso que el sector farmacéutico”.
Según datos de la Comisión Europea (CE), las inversiones de estas compañías superan incluso a las que realizan en automoción, industria aeroespacial o tecnologías de la información.
Arnedo insiste en que “sin retorno de la inversión no habrá investigación. Debe respetarse la propiedad intelectual”.
En la Unión Europea, 50.000 personas trabajan en este sector de las semillas -una cuarta parte en mejora e investigación-, que tiene un volumen de negocio de 6.800 millones de euros al año.
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