La entrada en vigor del acuerdo de libre comercio UE-Japón supone una reformulación de las relaciones comerciales para sectores como el agroalimentario español, muy presente en el país nipón.
Las previsiones son positivas para la industria española de la alimentación, las bebidas y el tabaco que, sin acuerdo de libre comercio, conseguía facturar 858 millones de euros anuales (datos 2017 del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo), lo que le convierte en el sector industrial más relevante de todos los que exportan a Japón, con el 35 % de la facturación total.
Se suma un saldo muy favorable de la balanza comercial (+844,4 millones de euros) dado que España compra anualmente a Japón productos alimentarios por valor de 13,8 millones de euros (datos 2017).
El protagonismo reside en los productos cárnicos, el segundo subsector que más factura en ese país (439 millones de euros/año) sólo por detrás de los químicos (524,5 millones/año).
Las grasas y los aceites (donde destaca el aceite de oliva) y las bebidas (especialmente el vino) también se reparten una parte importante del “pastel” de las ventas de alimentos a ese Estado.
Reacciones de los sectores
Fuentes de la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas (Fecic) indican a Efeagro que el tratado es “posiblemente” el “más ambicioso firmado nunca” para el sector agroalimentario.
No obstante, su impacto “posiblemente” no se note “inmediatamente ni de forma igual” en cada una de las especies cárnicas ya que prevén que las cuotas se incrementen “paulatinamente” a la vez que los aranceles “irán decreciendo”.
En el caso del vacuno, se espera que el arancel pase del 38,5 al 9 % en 16 años y su cuota de 43.250 a 65.900 toneladas; la carne de porcino fresca y congelada mantendrá su precio de entrada de 524 yenes/kilo y se eliminará el arancel de entrada para la carne de cerdo procesada en un periodo de 10 años.

A partir del primer año, el sector de la carne de ovino se liberalizará por completo, sin impuestos ni restricciones cuantitativas mientras que en los despojos los primeros meses se aplicará una reducción del 50 % de los aranceles y una posterior reducción lineal.
El director gerente de la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva), Rafael Pico, valora el acuerdo porque posibilita la armonización, la liberalización y mejora de las relaciones comerciales y sirve, a su juicio, de “efecto contagio” a otros países que “hasta ahora no han querido firmar” uno similar.
El aceite de oliva ya gozaba de un arancel 0 para entrar en Japón
Aunque el aceite de oliva ya gozaba de un arancel 0 para entrar en Japón, Pico considera que aún hay aspectos por aclarar, tales como si el pacto incluye una armonización entre Japón y la UE sobre los residuos fitosanitarios permitidos.
España es el principal exportador de aceite de oliva a Japón, por delante de Italia, con ventas que superan los 22.100 toneladas entre enero y noviembre de 2018 para el virgen extra, del total de 39.511 toneladas compradas por este país en ese tiempo.
Desde 2016, España ha incrementado un 4,6 % los envíos de aceite de oliva de la máxima categoría a Japón, según los datos aportados por Asoliva.
En el sector vinícola, el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, ve el tratado “muy positivo” porque es un mercado “en crecimiento” y permite acabar con la “desventaja competitiva” con Chile o Australia, que ya tenían un acuerdo similar con Japón.
En su apreciación, Benítez valora que el pacto proteja las indicaciones geográficas y reconozca los aditivos permitidos en la UE para la elaboración de estos caldos. Su entrada en vigor supondrá la eliminación de los aranceles, que sobre el vino tranquilo se sitúan en una media del 15 %.
España vendió 36 millones de litros entre enero y noviembre de 2018 a Japón y facturó 82 millones de euros mientras que espera cerrar el año pasado con un incremento en facturación y un ligero descenso del volumen, dato que no es negativo ya que, según Benítez, indica que el vino se está encareciendo en ese destino.
Aunque el tratado ya ha entrado en vigor oficialmente en la Unión Europea, cada Estado miembro tiene que dar su visto bueno; en España, ya fue aprobado por el Consejo de Ministros y está a la espera de su ratificación en el Parlamento.