El primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, han anunciado en sus cuentas de Twitter que el Reino Unido y la UE han logrado un acuerdo sobre el “brexit”.
El primer ministro británico, Boris Johnson, hace hoy otro intento por someter a la votación parlamentaria el acuerdo del “brexit” negociado con la Unión Europa (UE), después de solicitar a Bruselas, en una carta que no firmó, una prórroga de la salida del Reino Unido del club comunitario. La decisión sobre si los diputados votan el pacto estará en manos del presidente de la Cámara baja, John Bercow, que lo comunicará esta tarde antes del comienzo de las sesiones parlamentarias.
Johnson quiere someter el acuerdo a lo que se denomina como “voto significativo”, para darlo casi por ratificado si es aprobado y proceder después al debate y tramitación de todas sus disposiciones legales en el llamado proyecto de ley sobre la retirada británica.
El ministro británico de Exteriores, Dominic Raab, indicó el domingo que el Gobierno tiene el “número” de votos -320- que necesita para que el acuerdo reciba luz verde de los Comunes, después de que el Gobierno decidiera el sábado, en una sesión parlamentaria extraordinaria, no votar el texto.
El Ejecutivo dio el sábado marcha atrás a la votación al prosperar una enmienda que obligaba a Johnson a solicitar un retraso del “brexit”, a fin de que esa iniciativa funcionase como mecanismo de seguridad en caso de que el proyecto de ley que debe implementar el acuerdo no supere el trámite parlamentario para el 31 de octubre, lo que dejaría al Reino Unido fuera de la UE y sin pacto.
Al no votarse el documento negociado, entró automáticamente en vigor la llamada Ley Benn, aprobada hace unas semanas por los diputados y que exigía a Johnson solicitar el retraso del “brexit” si no tenía para el sábado aprobado un pacto.

El primer ministro remitió el sábado por la noche a la UE una carta sin firmar pidiendo una prórroga hasta finales de enero, y envió una segunda firmada precisando que no creía que fuese beneficioso postergar el “divorcio” más allá del 31 de octubre.
La UE debe decidir ahora si da luz verde a un nuevo retraso de la salida británica, algo que debe ser aprobado por unanimidad, después de las dos anteriores prórrogas -la de abril y esta de octubre-. Al no firmar la carta, un tribunal escocés evaluará este lunes si el primer ministro cumplió plenamente con la Ley Benn.
Johnson está en una situación precaria al no tener mayoría parlamentaria y sus socios norirlandeses del Partido Democrático Unionista (DUP) han renunciado a apoyarle porque creen que el pacto negociado con Bruselas, que sitúa una frontera aduanera en el mar de Irlanda, amenaza la unión de Irlanda del Norte con Gran Bretaña.
Desde la oposición, el Laborismo confía en poder introducir enmiendas al proyecto de ley sobre la salida británica con la exigencia de celebrar un segundo referéndum. El anterior documento negociado por la exprimera ministra Theresa May fue rechazado tres veces por la Cámara de los Comunes.
Intención de un libre comercio
La Unión Europea (UE) y el Reino Unido tienen la intención de negociar un acuerdo de libre comercio para regular su relación una vez se produzca el “brexit”, rebajando así la ambición de la anterior declaración política sobre la futura relación acordada entre Bruselas y el anterior Gobierno británico que lideraba Theresa May.
El negociador europeo para el “brexit”, Michel Barnier, explicó que el primer ministro británico, Boris Johnson, ha hecho una “elección clara” respecto a su voluntad sobre la futura relación económica entre la UE y el Reino Unido: “La relación de un acuerdo de libre comercio”. “Cualquier otra opción, como la de un territorio aduanero común, se ha descartado”, afirmó Barnier.
Este futuro acuerdo comercial se basará en “fuertes garantías” de que la cercanía entre las regulaciones de ambos territorios permita un tratado comercial “sin aranceles ni cuotas”, aunque Barnier aclaró que la ambición de ese acuerdo “será proporcional al nivel y calidad de las normas económicas de base” que operen entre ambos territorios.
En cualquier caso, este documento es únicamente una declaración de intenciones y no es vinculante, por lo que el nivel de ambición podría cambiar según se produzcan las negociaciones de la futura relación en los próximos meses.
La anterior declaración, acordada hace ahora once meses, recogía la intención de desarrollar “una asociación ambiciosa, amplia, profunda y flexible” en áreas como la cooperación económica y comercial, un nivel de cercanía entre ambas partes que no desea el nuevo Gobierno británico.