El Marco de Jerez se ha consolidado como uno de los modelos de éxito en enoturismo, ya que han sabido diferenciarse. La clave, un producto que combina el atractivo de sus afamados vinos con el caballo “de pura raza”, el flamenco y la mejor gastronomía “de tapas”.
Una oferta diversificada que atrae a turistas enológicos de todo al mundo hasta el Marco de Jerez, especialmente británicos, alemanes y nórdicos y, entre los que se cuelan también japoneses. Una de las compañías con mayor arraigo es Williams & Humbert (W&H), bodega jerezana controlada por la familia Medina. Con 40.000 visitantes al año, con un perfil muy internacional, esta “catedral del vino” de Jerez tiene en el enoturismo “la mejor publicidad que hay” para dar a conocer sus productos, explica su director general, Jesús Medina.
Entre la oferta disponible, cuentan con una tienda en la bodega, espectáculo de caballos, y unas instalaciones “muy singulares, que impresionan por su inmensidad”, que incluyen cuidados jardines con aves de los cinco continentes y parque de barricas casi inabarcable. “La gente se sorprende muchísimo con el sistema de crianza; cuando se mezclan distintas añadas en las distintas soleras y criaderas, algo único” e irrepetible fuera de Jerez, destaca Medina.
W&H es una de las mayores bodegas europeas, con 180.000 metros cuadrados, más de 50.000 botas de roble -7.500 de ellas, de Brandy-, 350 hectáreas de viñedo y una producción de 14 millones de litros de vino anuales. Fundada en 1877 por Sir Alexander Williams y Arthur Humbert, en los años 60 los miembros de la familia Medina, José, Nicolás, Jesús y Ángel crean su propia bodega: José Medina y Compañía.
Medina es consciente de que “quedan muchas cosas por hacer, especialmente en Asia”, donde hay países con economías “muy pujantes”, como Filipinas, uno de sus grandes clientes mundiales. La bodega andaluza distribuye marcas propias de las principales denominaciones de origen españolas -algunas las producen terceros para ellos- y, entre los últimos proyectos, W&H entraba el año pasado en el accionariado de la bodega Salcis, en Ribera del Duero. “Somos una empresa familiar, con tradición importante en los vinos y brandy, pero hemos innovado muchísimo”, valora.
Proyectos de futuro en torno al vino
“Los proyectos de futuro pasan por consolidar y potenciar las marcas premium”, a lo que suma el reto de seguir trabajando para que el consumidor reconozca el gran valor que tiene el vino de Jerez. En su opinión, los caldos del Marco viven una nueva proyección, a lo que han contribuido varios actos promocionales como “Jerez, Ciudad Europea del Vino”; el “Sherry week” o el “Sherry day”. En ellos, W&H ha tenido la oportunidad de “hacer muchas catas y enseñar joyas escondidas” en las bodegas que se sacan ahora al mercado, incluidos vinos “VOS” y “VORS” (de más de 20 y 30 años, respectivamente) o los raros y exclusivos “finos en rama”, comenta. “Hay mucho interés por el Jerez. Aún no se ha traducido en un repunte de ventas, pero estoy seguro de que se va a producir”.
La bodega acumula premios internacionales concedidos a sus referencias, incluidas manzanillas y otras bebidas que elaboran con marca de grandes grupos de distribución comercial europeos (Albert Heijn, Marks & Spencer o Sainsbury).

Solera y Crianza: sistemas únicos en el mundo
El Marco de Jerez tiene unos sistemas únicos en el mundo para la maduración de los vinos. Así, en las bodegas de crianza, el vino descansa ordenado según sus distintos grados de vejez, explican los responsables de la compañía y, las botas, se alinean en hileras de tres a cuatro alturas, cada una de las cuales constituye una escala.La hilera más baja se denomina Solera (por estar próxima al suelo) y contiene el vino de más edad, detalla el director general.
Las botas de la escala inmediatamente superior, denominadas “primera criadera” contienen un vino algo más joven, en las de la segunda criadera es aún más joven y así sucesivamente hasta llegar a la última criadera. Eso sí, el vino destinado al consumo se extrae siempre de las botas de la solera. La pequeña porción que se extrae de las botas de solera es posteriormente reemplazada por vino de la primera criadera y así sucesivamente. Todo ello hace que los vinos vayan adquiriendo paulatinamente las características conformadas tras años y años de solerajes.