El agricultor belga Remy Schiffeleers fundó, hace ya tres décadas, la ONG “Agricultores sin Fronteras”.
Una de sus primeras iniciativas fue invitar a Bélgica a agricultores de Benín, Senegal y Malí, para que aprendieran cómo producir, de manera sostenibe, queso de cabra.
Pero no se trata de un programa de aprendizaje clásico o al uso: los agricultores aprenden de manera práctica, y cuando regresan a sus países, adaptan las técnicas aprendidas en el país europeo a sus terrenos y clima específicos, respetando sus tradiciones.
“La crianza de cabras puede ser una de las respuestas para alimentar al planeta”, asegura Remy en un video difundido por su organización, según recoge EURACTIV, socio de EFE. Se da la circunstancia de que Remy nunca ha querido aceptar ningún subsidio o ayuda de la Unión Europea (UE), el primer donante mundial de ayuda al desarrollo y de emergencias, ni tampoco de la Política Agrícola Común (PAC), o recibir fondos públicos para desarrollar su labor solidaria.
A partir de 12 kilogramos de hierba, una cabra puede producir tres kilos de leche, con la cual se puede alimentar a seis niños. No obstante, según explica Remy en el video, es preciso controlar lo que ingieren los animales en cuanto a calidad y cantidad del alimento diario para obtener los mejores resultados. Todo un ejemplo de agricultura solidaria.