Damos voz a Jacobo Cabrera, un español de 33 años que vive en Bucarest -Rumanía- donde trabaja en el sector de las energías renovables. Anclado en este país “exclusivamente por motivos laborales”, este joven narra a Efetur cómo es la vida lejos de “su tierra” y su mujer, en un destino del que destaca los “increíbles paisajes”. Una parada más de este trotamundos que, anteriormente, ya ha aterrizado en países como Puerto Rico, Argentina o Chile.
Persiguiendo una oferta de trabajo en el sector de energías renovables, este onubense abandonó nuestro país el pasado mes de julio y se embarcó en una nueva vida con destino Bucarest -Rumanía-.
Antes de aceptar su trabajo actual -comienza a contarnos-, Jacobo había estado en diferentes zonas de Rumanía por motivos laborales pero, antes de eso, “lo único que conocía de este país era su pasado como estado soviético, la figura del dictador Ceaucescu y las leyendas del Conde Drácula en la región de Transilvania”, reconoce.
Actualmente, dedica su tiempo a supervisar las plantas solares que tiene la empresa en la que trabaja en Rumanía. “Asesoro en los trabajos técnicos al personal de Operación y Mantenimiento de la compañía y visito semanalmente las distintas plantas para revisar los trabajos que se están llevando a cabo”, explica.
“Lo mejor de vivir fuera de casa es la realización profesional, la madurez personal y lo mucho que se aprende a nivel laboral y vital”
Jacobo cuenta a Efetur que lo mejor de vivir fuera de casa “es la realización profesional, la madurez personal y lo mucho que se aprende a nivel laboral y vital”.

Sin embargo se echa mucho de menos “a la gente que quieres” e incluso -nos dice- al propio país porque “en España y, concretamente en Andalucía, se vive muy bien”. Y añade: “El clima, la comida -el jamoncito de mi tierra- y los hábitos de los españoles también se echan en falta”.
Reconoce Bucarest es un destino con grandes atractivos. Nos cuenta que, para los españoles, Rumanía es un país “más barato” donde la vida es bastante asequible. Además, abunda la naturaleza -explica- “es muy verde y cuenta con inmensos bosques que configuran paisajes increíbles”.
“En España y, concretamente en Andalucía, se vive muy bien”
¿Lo que menos te gusta?, le preguntamos. “Las carreteras, porque hay pocas autovías, las nacionales cuentan con muchas curvas y siempre están atestadas de tráfico”, reflexiona. “Tampoco me agrada la cantidad de perros callejeros que hay ya que en el país no existen perreras”.

Ahondamos sobre lo que más echa de menos y admite sin vacilar que es a su mujer, Isabel, a la persona que más añora durante los largos días en Bucarest. “Ella reside y trabaja en Sevilla y nuestro objetivo es estar juntos”. ¿Dónde? -se pregunta-. “No lo sé, pero juntos”, se responde.
Cuando hablamos sobre su manejo del idioma, Jacobo confiesa: “Para ser sincero, no manejo el rumano”. “En mi trabajo hablamos en inglés, en italiano y en español”.
“Para ser sincero, no manejo el rumano”
Respecto a la gastronomía, aunque “no está mal” prefiere la española. Y explica que “la comida rumana está muy centrada en la carne, y el pescado brilla por su ausencia”. “Las sopas o ciorbas también son muy importantes y, por lo general, los embutidos y quesos tienen un sabor más fuerte que los españoles”, matiza.
Su país de acogida es “un gran productor hortofrutícola a nivel europeo” por lo que las verduras y frutas están muy bien valoradas. Como curiosidad: “Cualquier rumano cuenta en su casa con un huerto y no es raro verlos vendiendo su excedente en la puerta de sus casas”.

En cuanto a la personalidad de los rumanos, este español reconoce que, aunque se ha adaptado a la perfección, prefiere “nuestro carácter” ya que, por lo general, se trata de personas “serias e introvertidas”.
“Si me llegan a decir hace 10 años que iba a vivir en tantos países no me lo hubiera creído pero lo cierto es que, aunque es duro, en el fondo es muy gratificante”
Jacobo coincide también con nuestros otros compatriotas y recomienda una estancia en el extranjero porque “ayuda a abrir la mente, conocer otras culturas y desarrollarse como persona”.
Una parada más en la vida de este trotamundos que tiene a sus espaldas experiencias en lugares como California, Puerto Rico, Argentina, Chile, Inglaterra o Italia. Ahora, habrá que esperar a ver qué le depara el futuro a este joven con pasaporte español. “Si me llegan a decir hace 10 años que iba a vivir en tantos países no me lo hubiera creído pero lo cierto es que, aunque es duro, en el fondo es muy gratificante”, concluye.