La ermita de San Bartolomé, en el Cañón del río Lobos. Foto: laf

La ermita de San Bartolomé, en el Cañón del río Lobos. Foto: laf

Turismo de interior

El Burgo de Osma, catedral, termas y Parque Natural

Publicado por: Lilián Aguirre 4 de diciembre de 2014

De El Burgo de Osma podríamos decir que “ofrece de todo”. La arquitectura del centro de la ciudad, un buen puñado de edificios de valor arquitectónico, una gastronomía para disfrutar de la mesa, un hotel termal y el parque natural del Cañón del río Lobos…

Soria es una de esas provincias españolas que tiene lugares fantásticos, y muchos, pero que aún están por descubrir. Uno de esos lugares es El Burgo de Osma una localidad que fue muy importante históricamente. Ya en época visigótica adquirió el carácter de sede episcopal, su protagonismo fue creciendo y alcanzó su mayor esplendor en el siglo XVI.

Según vamos avanzando en un paseo por la ciudad vamos tropezando con detalles que nos van dando pistas sobre la antigüedad de esta villa. Y de la importancia que históricamente tuvo. Y es que El Burgo de Osma fue, como su nombre indica, burgo y también diócesis.

La catedral

Y fruto de esa historia es una de las mayores joyas que tiene: la catedral. Aunque ha ido sufriendo reformas, arreglos, ampliaciones… la primitiva catedral de estilo románico data del siglo XII. Pero de ella quedan pocos restos porque en el siglo XIII fue sustituida por la catedral gótica actual.

Aunque decir que la del siglo XIII es actual no es del todo exacto. Es cierto que la concepción arquitectónica fundamental no ha variado, pero sí se han ido añadiendo capillas y sustituyendo elementos con el paso del tiempo. Y eso lo que ha hecho ha sido enriquecerla hasta convertirla en el auténtico tesoro que es hoy gracias a las magníficas obras de arte que en ella se alojan, algunas de artistas como Juan de Villanueva o Juan de Juni por citar alguno…

La catedral de La Asunción, en El Burgo de Osma. Foto: laf
La catedral de La Asunción, en El Burgo de Osma. Foto: laf 

Es difícil describir la catedral del Burgo de Osma. Se puede decir que su visita es un recorrido por la historia del arte, porque allí hay muestras que abarcan desde su origen románico hasta el neoclasicismo de la Capilla del Santísimo, por ejemplo.

La catedral no es la única muestra cultural digna de ser admirada. Hay más. Hablando de arquitectura, lo primero que hay que decir es que merece la pena su calle Mayor, que es, seguramente, el primer contacto del visitante con la ciudad, ya que corre paralela y muy próxima a la carretera que abre en dos la localidad.

Es una calle porticada a uno de sus lados, con casas balconadas y sobre columnas, muchas de ellas aún de madera. Desemboca en la Plaza Mayor, también porticada y allí nos topamos con dos de las mejores muestras artísticas de El Burgo de Osma: el Ayuntamiento y el Hospital de San Agustín, de estilo barroco.

Las termas de la universidad

No muy lejos de este cogollo de la ciudad está la antigua Universidad de Santa Catalina, del siglo XVI, uno de esos edificios que protagonizan una historia curiosa. Porque después de ser Universidad ha tenido los más variados usos que nos podamos imaginar. Ha sido hospital, cuartel de la Guardia Civil, incluso Feria de Exposiciones de Ganado…

Y ahora es un hotel termal, que es otro de los grandes alicientes con los que cuenta El Burgo de Osma. El edificio está totalmente remodelado y hay que decir que han hecho una magnífica obra de acondicionamiento. Han logrado una convivencia perfecta entre el edificio renacentista y la decoración moderna y funcional propia de un hotel de esta época.

Lo que fue el claustro de la Universidad es ahora el lobby, el centro de la vida del hotel. Allí, por ejemplo, se sirve el desayuno. Y tiene una claraboya desde la que se puede ver el centro termal y que además permite la entrada de la luz natural a las dependencias del balneario.

Tiene una piscina termal de agua mineromedicinal y una zona balneario con una buena oferta de tratamientos. Entre los circuitos de contrastes hay que mencionar el San Baudelio porque el lugar donde se hace el circuito es una reproducción de la ermita mozárabe de San Baudelio, de la localidad también soriana de Berlanga.

El Burgo de Osma, tierra de setas y lechazo

El hotel termal Burgo de Osma merece la pena, además, por cómo cuida la gastronomía. Aparte del bufé del desayuno, la carta del restaurante es amplia, es variada… se basa en los productos de la zona y sobre todo, en los de temporada… Conviene tener en cuenta, antes de pedir la comanda, que las raciones son más que cumplidas… Como sucede en el resto de los bares y restaurantes de El Burgo de Osma, que si de algo pueden presumir es de no dejar con hambre a los comensales.

En El Burgo de Osma se elabora la cerveza artesana Arevaka. Foto: laf
En El Burgo de Osma se elabora la cerveza artesana Arevaka. Foto: laf 

Estamos en tierra de setas y, en temporada, los restaurantes suelen ofrecer menús degustación, pero en esta ciudad siempre es buen momento para un lechazo asado, por ejemplo, y por supuesto, para unos torreznos.

El Ribera del Duero de Soria es diferente al resto de la D. O. pero no peor. Es recomendable, si no se conoce, probarlo. Como la cerveza artesana, concretamente la Arévaca, que se hace en El Burgo de Osma.

El parque natural

Aunque todo lo que ofrece la localidad es suficiente para disfrutar de una escapadita de fin de semana, hay algo más en tierras del Burgo que hay que incluir en la visita. Es el Cañón del río Lobos, que está a unos 15 kilómetros de El Burgo de Osma y es una de esas maravillas que nos regala la naturaleza para que la disfrutemos sin más.

Una típica pared del Cañón del río Lobos, de origen kárstico. Foto: laf
Una típica pared del Cañón del río Lobos, de origen kárstico. Foto: laf 

Se trata de un Parque Natural que es una garganta kárstica, o sea que nos encontramos un paisaje de grietas, grutas y formaciones fantásticas en la roca caliza. Pero que no son lo único fantástico del paisaje, porque la vegetación, sobre todo de sabinas, y las aguas del río que acompañan al paseante resultan un tratamiento de relax infalible. Si miramos al cielo, los buitres leonados también nos acompañan.

Los más deportistas tienen casi 50 kilómetros de senderos para disfrutar. Los que se conformen con disfrutar de la naturaleza durante un paseo de pocos kilómetros, pueden regresar después de llegar a la ermita templaria de San Bartolomé, del siglo XII. Una postal fascinante.

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