El presidente de Camp Mallorquí, Miquel Gual. Efeagro/Cooperativa de Sóller

AGRICULTURA COOPERATIVAS

Líder de cooperativas mallorquín ve que el futuro del agro español pasa por las alianzas

Publicado por: EFEAGRO/Carlota Ciudad 22 de diciembre de 2020

“El futuro son las alianzas”, afirma el presidente de Camp Mallorquí, Miquel Gual, quien asegura que, si ya es difícil sobrevivir para las cooperativas agroalimentarias, “el individualismo es inviable”, en un sector que no siempre recibe los precios que merece y que además sufre el embate de la covid-19.

El sector agroalimentario se enfrenta en los próximos meses a fenómenos sociopolíticos tan importantes como el Brexit o un acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur, sumado a los aranceles estadounidenses, todo ello bajo una preocupación constante llamada coronavirus, que ha frenado los canales de venta de muchos productores.

Por ello, Gual (también presidente de la Cooperativa agrícola Sant Bartomeu de Sóller, en Mallorca) defiende en una entrevista con Efeagro que para los agricultores la clave son esas alianzas, sobre todo para los pequeños, que de otra manera no podrían pagar las estructuras para transformar sus productos y comercializarlos.

“Yo creo que la figura de la cooperativa es una figura extremadamente válida. En Sóller hace 120 años que es válida”, sentencia, y añade que es además una tendencia que irá en aumento a futuro: “El futuro son las alianzas, sin ninguna duda. Sino no llegaremos. Igualmente así tampoco llegamos pero, sin eso, seguro que no”.

En esa línea, en dicha cooperativa de Sóller (una de las más longevas de España), donde producen aceite, aceituna de mesa y cítricos, han visto en esta pandemia una prueba de fuego para sus productos, más allá de los acuerdos internacionales, que han logrado vencer apostando fuertemente por el comercio local y por las ventas al extranjero, especialmente a Alemania.

El año 2020 ha sido un año “dramático” y “brutal”, describe Gual, ya que, aunque desde la cooperativa han logrado compensar el cierre que hubo en el grifo de turistas, ha sido un duro golpe para todo el archipiélago y el resto de España, lo que ha convertido la covid-19 en su principal preocupación, y pone los cierres fronterizos desiguales en la Unión Europea como su principal objeción.

Naranjas de la Cooperativa de Sóller. Efeagro/Cooperativa

Los bajos precios, una nota injusta al trabajo realizado por el agro

Sumado a esto, Gual recuerda que otro gran problema son los precios que reciben por sus productos, porque, asegura, recibir un precio más bajo es como haber suspendido un examen.

“En un campesino, la buena nota es el precio. Tú no puedes hacer un buen producto de calidad, cuidar de la naranja, de la aceituna, y luego tener un precio barato. Porque no es justo, porque has estudiado y te han suspendido. Con lo cual, el precio es la nota final y la cooperativa tiene que defender con uñas y dientes que el que estudia tenga una buena nota, porque se la merece“, sentencia.

A su criterio, el consumidor tiene que valorar más los productos nacionales, ya que ha habido un “desprecio al campesino y a la alimentación”, porque se les da muy poco peso en la cesta de la compra, y con cesta, Gual se refiere a todas las compras que realiza una persona: su coche, el móvil o una “casa en la playa”.

“Nosotros no podíamos poner un pollo a 4 euros el kilo porque hay que ponerlo a un euro, pero con un euro no haces un pollo”, lamenta, por lo que cree que hay que “recentrarse” y darle a la alimentación el papel que merece.

También opina que durante esta pandemia, que ha coincidido con la implementación de novedades en la Ley de la Cadena, que busca precisamente regular de la manera más adecuada las relaciones entre los diferentes eslabones, “todavía falta” trabajo por hacer.

“Ha habido muchas ayudas, muchos bandazos, y es difícil saber cómo acabará la cosa”, subraya.

De momento, su concentración está en el día a día.

Agricultura en un entorno Patrimonio de la Humanidad

Esta cooperativa se ubica en la sierra de Tramontana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco hace apenas una década, por lo que las labores de los campesinos tienen una doble vertiente, la económica y la permanencia de este paisaje único.

Explica que tienen un compromiso “tanto medioambiental como ético con la población”, que cumplen por medio de la agricultura integrada y ecológica: “Sóller se merece que seamos extremadamente respetuosos y cautos con nuestro paisaje y con nuestro medio ambiente”.

Actualmente, el 20 % de la producción es ecológica, que llega especialmente de la mano de los jóvenes que deciden continuar el trabajo de sus familias, y esta cifra es importante porque “hace 10 años no entraba ninguno” en ese formato.

Además, siguen trabajando en el mantenimiento de sus cítricos y olivares, que tratan con cuidado para obtener productos “de valor a añadido”.

“Sóller no está preparada para alimentar a la humanidad. Lo que sí que podemos hacer es que la gente que consuma nuestro producto se sienta especial en aquel momento”, alega Gual, e invita a que más agricultores lo hagan, que reivindiquen el valor de sus productos para fomentar el “orgullo de identidad”.

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