Hasta bien entrado el siglo XX, ni siquiera aparecía en los mapas. El norte de Amsterdam era un área agrícola y residencial. Hoy alberga los edificios más modernos de la ciudad y se está convirtiendo en el barrio más trendy de la capital holandesa. Si lo tuyo son los tours alternativos, apúntate este.
Edificios irregulares, geométricos; líneas rectas y explanadas diáfanas. Para alguien que no haya visitado recientemente Amsterdam, quizá estos elementos no encajen con su imagen de la ciudad, y sin embargo componen uno de los grandes atractivos para los turistas que buscan ocio alternativo y modernidad.
Cuando el turista viaja a Amsterdam, generalmente sale de la estación y se dirige directamente al centro, con la idea de pasear entre canales y perderse por las estrechas calles del barrio rojo y la mítica plaza Dam. Pero, detrás de la estación, cruzando el río Ij, Amsterdam esconde uno de sus nuevos tesoros: un área abierta al mar que una nueva generación de arquitectos quiere poner en valor, porque el centro tradicional ya no da más de sí. Con poco más de 750.000 habitantes, Amsterdam es una de las grandes capitales europeas más pequeñas, con un centro en el que hay prácticamente más agua que tierra, lo que dificulta el movimiento de turistas. Para evitar que esa concentración sea excesiva, los previsores planificadores urbanos holandeses han logrado redirigir la atención al otro lado de la ciudad. La idea es construir de aquí a pocos años una decena de « islas », hechas por el hombre, con las que ampliar la distribución hotelera y la propia vida de los amsterdamers.

El reino de las bicicletas
Desde la estación, basta un corto viaje de cinco minutos en ferry para llegar al otro lado, al llamado distrito Overhoeks, y encontrarnos con el Eye, la casa del cine, un edificio espectacular que acaba de cumplir dos años y se ha convertido ya en una referencia internacional para los amantes del séptimo arte. Cuenta con cuatro salas de cine y una gran variedad de películas en versión original. Además de la exposición permanente (gratuita) hay una gran oferta cultural dinámica, actividades didácticas y eventos, además de un restaurante con unas impresionantes vistas del puerto y de la estación central.
La biblioteca más grande de Europa
También en el norte de Amsterdam, pero en la misma orilla del centro antiguo, se está concentrando mucha actividad. La biblioteca pública central, construida en 2007, merece una visita cultural. Un impresionante edificio obra del arquitecto alemán Jo Coenen, es la biblioteca más grande de Europa. No es una biblioteca al uso: son 28.500 metros cuadrados de cultura, concebidos como un espacio de encuentro en el que se celebran conciertos, se puede leer, estudiar, disfrutar de una película o degustar cocina internacional. También hay un espacio para niños, un piano para quienes se atrevan a tocarlo, un « Café filosófico » y un « Teatro de la palabra », con capacidad para 270 personas. Una auténtica celebración de la cultura y del arte, cuya cafetería ofrece unas impresionantes vistas panorámicas. Hay que subir algunas plantas, pero merece la pena.
Delicia arquitectónica
Una de las cualidades de Amsterdam es la perfecta integración arquitectónica, con una combinación de los estilos más modernistas hasta los edificios de la llamada Escuela de Amsterdam, un movimiento ligado al expresionismo que recibió influencias de Antoni Gaudí y que tiene su buque insignia en el edificio Scheepvaarthuis, nunca mejor dicho, puesto que tiene forma de proa de barco y se edificó para ser la Casa de las Compañías Marítimas. La edificación mantiene su estructura y es hoy un hotel de lujo. La decoración está llena de referencias a la historia de la navegación de Holanda.
El reino de las bicicletas
Como curiosidad cultural, merece la pena caminar unos cuantos pasos desde la Scheepvarthuis hasta la estación central para ver una de las construcciones símbolo del paisaje de Holanda: un gigantesco aparcamiento de bicicletas. Aunque están por todos lados, hay tres grandes Fietsparkeren. El que está frente a la estación central tiene 6.587 plazas gratuitas. Una estructura muy práctica, aunque más de uno se vuelve loco para encontrar la suya…
La ciudad de los canales construye así su nueva cara, una propuesta sostenible, digna del más sentido práctico holandés.