Canarias

La fiesta de las Cruces de Los Realejos estrenó su Interés Turístico Nacional

Publicado por: Efetur 12 de mayo de 2015

Playas, clima, mar, deporte… Los Realejos (Tenerife), igual que el resto de las localidades canarias tiene múltiples motivos para atraer a los turistas. Pero este año, además, sus fiestas de las Cruces y Fuegos de Mayo han estrenado año su carácter de Interés Turístico Nacional.

Además de las playas de arena negra de su término municipal y los deportes acuáticos que se pueden practicar en las aguas del Atlántico que bañan su costa, la localidad tinerfeña de Los Realejos tiene muchos atractivos, como sus fiestas de las Cruces y Fuegos de Mayo que el pasado mes de marzo fueron declaradas de Interés Turístico Nacional.

En Los Realejos -considerado el municipio más festivo de España, con más de 80 celebraciones, según su ayuntamiento- el mes de mayo comienza con la celebración de la Invención de la Santa Cruz. Los días 2 y 3 de mayo, más de 300 cruces enramadas se reparten por toda la localidad, aunque en realidad las protagonistas sean las calles del Sol y del Medio. Fachadas, puertas, ventanas, interior de las viviendas, patios, capillas… todo se adorna con flores y velas.

Una “guerra” de fuegos y luz

En la tarde del día 2, se celebra la Eucaristía en la parroquia y se procesiona la Santa Cruz. En la parroquia del Apóstol Santiago, una cruz recubierta de plata procesiona en la mañana del día 3 por las calles del Sol y del Medio que son protagonistas también por otro motivo: los fuegos en honor a la Santa Cruz.

En el siglo XVIII, los habitantes de la calle de El Sol, que eran medianeros y agricultores, rivalizaban por el mejor adorno de la Cruz con los de la calle de El Medio, que eran burgueses y aristócratas. El pique entre los vecinos de ambas calles no solo no murió con el paso de los años sino que en el siglo XX se empezó a escenificar en lluvia de cohetes y voladores y derivó en una exhibición de fuegos artificiales que, según dice el ayuntamiento de Los Realejos, es la mayor de Canarias.

Y no es extraño, pues mantiene durante casi tres horas un continuo disparo de pólvora que se convierte en un colorido espectáculo de luz. Cuando la procesión sale de la parroquia, a las 10 de la noche, comienza el espectáculo, que congrega cada año a miles de personas.

Naturaleza y deporte

Pero el municipio de Los Realejos, en Tenerife, cuenta con otros atractivos, como tener casi el 50 por ciento de su territorio protegido por las leyes ambientales. Allí están el Parque Nacional del Teide, el Parque Natural de la Corona Forestal, varios Paisajes Protegidos, un Monumento Natural y un Sitio de Interés Científico.

La diversidad de espacios naturales que ofrece el municipio, en sus zonas altas, en la costa y en las medianías, hace de Los Realejos un destino de turismo activo y de aventura en el que se practica escalada, parapente, senderismo, trail, surf, submarinismo… Además, hay muchos caminos habilitados para recorrerlos a caballo y muy buenas opciones también para los amantes del mountain bike, la pesca y otros deportes.

Uno de los mejores modos de disfrutar de la naturaleza y las áreas protegidas es recorrer la red de senderos que los comunica. Son caminos reales y antiguos senderos que permiten recorrer a pie casi todo el municipio y disfrutar de las vistas panorámicas con las que pueden encontrarse en su recorrido además de observar la flora y la fauna (amenazada en muchos casos).

La costa de Los Realejos, con mucha vegetación.
La costa de Los Realejos, con mucha vegetación. 

La costa es acantilada, alta, y cuenta con cinco playas de arena negra y unas piscinas naturales. Las playas (El Socorro, Los Roques, La Fajana, Castro, El Guindaste y La Grimona) son cerradas y abrigadas, bordeadas por el acantilado y una exuberante vegetación. La zona de las piscinas naturales del Guindaste, Ingenio y Los Roques es muy apropiada para la práctica de deportes como la pesca o el submarinismo.

Y, para los visitantes más atrevidos, en Los Realejos se puede hacer la Ruta 0-4-0, que consiste en subir a la cima del Teide desde la playa del Socorro y regresar por el mismo camino.

Según explican desde el ayuntamiento, es la ruta con mayor desnivel orográfico de España. Sus cerca de 7.600 metros de desnivel acumulado y los 58 kilómetros montañosos a recorrer la han convertido en un auténtico reto para los deportistas más aventureros que cada año llegan hasta este desafío del Teide -el tercer volcán mayor del planeta desde la base- para lograr superar el último récord.

Gastronomía

En Los Realejos presumen de unos productos de calidad logrados gracias a su buen clima y a una tradición agrícola heredada durante siglos. Son la carne de cabra, la de conejo, el cochinillo negro, el gofio, las judías, la miel, el mojo, la papa bonita, los plátanos, el queso, la repostería artesanal y la viticultura.

Si bien propios y extraños pueden degustar estos productos y la gastronomía del lugar en cualquier momento del año, en noviembre y en julio tienen lugar sendos eventos gastronómicos que merece la pena disfrutar.

El Concurso de tapas “PAtaPA”, conforma durante tres semanas del mes de noviembre una auténtica ruta gastronómica por los distintos establecimientos de la localidad que, por un precio casi simbólico, ofrece tapa y copa de vino. En julio tiene lugar la Muestra gastronómica Papa Bonita, que organizan el ayuntamiento y Saborea Tenerife.

Los dragos centenarios

Los dragos constituyen uno de los atractivos de Los Realejos, pues cuenta el municipio con una gran variedad y buena cantidad de ellos. Su floración es un auténtico espectáculo, pero solo tiene lugar cada 15 años.

Estos gigantes son los hijos de Ladón, el dragón milenario que vigilaba el jardín de las Hespérides al que dió muerte Atlas, según cuenta la leyenda. Dice que la sangre que manaba de las heridas mortales del dragón cayó sobre las Islas Canarias, que es donde se ubicaba el jardín de las Hespérides, y de cada gota de esa sangre nació un drago. Los dragos, llamados “árbol dragón” tienen un tronco muy grueso del que surge un racimo de ramas retorcidas que parecen las cien cabezas de Ladón.

Merece la pena contemplar qualquier ejemplar de estos árboles, pero los entendidos destacan, por su longevidad y su belleza, los dragos de San Francisco en el Realejo Bajo y el de Sietefuentes en San Agustín, ambos con varios cientos de años de antigüedad.