Vistas de lujo a bordo de un crucero único. NORWEGIAN.

Vistas de lujo a bordo de un crucero único. NORWEGIAN.

A BORDO

Exclusividad en alta mar

Publicado por: CARMEN DE ÁGUEDA 9 de abril de 2013

Barcos pequeños, escalas en playas privadas y un programa de actividades que no se pueden disfrutar sobre tierra. Los cruceros de lujo mantienen su oferta de exclusividad con detalles que poco a poco trascienden a los cruceros de grandes compañías.

El portal Un Mundo de Cruceros, aglutina algunas de estas ofertas en cruceros de lujo que van desde los más económicos hasta una vuelta al mundo de tres meses que cuesta alrededor de 100.000 euros por persona. Jesús Armengol, comercial de la compañía, explica a Efetur cómo, a diferencia de los llamados “cruceros populares”, en los que “se te dice a qué hora comes y en qué mesa te sientas”, en los barcos de lujo “lo que se ofrece es exclusividad y comes cuando quieres y con quien quieres”.

En los cruceros de lujo no hay toboganes en las piscinas ni pistas de patinaje, pero sí se ofrece la posibilidad de tomar clases de golf a cargo de deportistas ganadores de algún Open del circuito profesional; lecciones de cocina impartidas por cocineros de algunos de los restaurantes más reconocidos, o asistir a charlas sobre arte.

La exclusividad que asegura viajar en barcos más pequeños acaba ofreciendo lujos como desembarcos en playas privadas o visitas a museos a puerta cerrada

“Se trata de actividades más sofisticadas y diferentes que no se pueden disfrutar en la ciudad”, relata Armengol, una característica que se extiende al tipo de turismo una vez que se desembarca. En estos navíos de menor tamaño, las colas para desembarcar se cambian por puertos alternativos con playas exclusivas y, una vez en tierra, con la posibilidad de visitar museos y hasta monumentos como la Sagrada Familia a horas en las que habitualmente está cerrado al público.

“En estas visitas te acompaña un guía y, a veces, incluso el arquitecto del edificio en cuestión”, apunta Armengol  sobre las características de estos cruceros en los que, aunque conllevan un precio elevado, suelen guiarse por la premisa del todo incluido.

Un lujo que se extiende

Los pequeños cruceros de lujo cuentan con características propias difíciles de extrapolar. Sin embargo, la posibilidad de disfrutar del lujo a bordo de un crucero cada vez es más accesible. Poco a poco las grandes compañías comienzan a incluir la posibilidad de añadir al pasaje básico un extra de confort e intimidad con servicios adicionales que van desde la contratación de mayordomo 24 horas hasta instalaciones de spa, salones y restaurantes de acceso más restringido.

Servicios como el Yatch Club de MSC, descrito como “un yate de lujo dentro de un barco de cruceros”, la experiencia Samsara de Costa Cruceros, dedicada al bienestar, o el área “The Haven” de Norwegian Cruise Line, apuestan por la democratización del lujo en pleno crucero.

Desde una carta de almohadas hasta catas de los mejores vinos de la bodega del barco: en los detalles está la diferencia

Instalaciones privadas de piscina, salón y restaurante con vistas al mar, suites más espaciosas -con salón incorporado- y con servicio de conserjería y mayordomo, detalles en la decoración con materiales de lujo y una restauración que, si bien no suele estar a cargo de restaurantes reconocidos con estrella Michelín, tienden a aportar un extra de distinción con una carta más amplia y menús cuidados al detalle.

La comodidad que supone viajar en un buque con un menor número de pasajeros se compensa en estos grandes navíos con embarque y desembarque prioritario para quienes hayan optado por el pasaje de lujo, así como reserva preferente para excursiones y tratamientos de spa.

De hecho, los servicios dedicados al bienestar son una de las grandes apuestas para la introducción del lujo en los cruceros con cada vez más tratamientos: termas, sales, talasoterapia, sauna o baño turco son sólo algunos.

En cuanto al ocio, la oferta también se diversifica. Quienes opten por un pasaje que asegure la exclusividad del viaje, podrán dejar a los niños a buen recaudo en las áreas de diversión diseñadas para ellos, mientras disfrutan de actividades tan diversas como jugar en el casino, asistir a catas, disfrutar de los mejores habanos en una sala destinada a tal efecto o hacer un poco de ejercicio en las pistas de jogging que suelen recorrer los barcos.

Para redondear toda esta oferta, como suele ser habitual, la diferencia la marcan los detalles. En las suites, que suelen reservarse las mejores vistas, se puede disfrutar de mejoras como filtros anticloro en la ducha, albornoces personales y una “carta” para elegir la almohada que mejor se adapta a nuestro descanso.

Cuando el lujo es el destino

En ocasiones, el extra de lujo no lo marcan las instalaciones, sino el destino al que nos lleva el crucero. En este sentido, compañías como Hurtigruten se han especializado en ofrecer travesías en barco a los lugares más recónditos. La Antártida, donde se puede incluso acampar durante una noche, Groenlandia o Spitsbergen, en una travesía que llega hasta el paralelo 80º, son algunos de sus destinos.

Distintas formas de comprender el lujo que, de cualquier manera, contribuyen a que cada viaje sea único.

Secciones : Hoteles Turismo