En el mundo, sometido a un cambio climático sin precedentes, se observan ya los efectos arrasadores de un fenómeno que altera negativamente espacios turísticos como zonas costeras y pequeños archipiélagos. Por la vulnerabilidad de estos enclaves, se hace necesario adaptarse con urgencia a las demandas del mundo sostenible y encontrar nuevas fórmulas para afrontar la eterna dicotomía ser humano-naturaleza.
En las últimas décadas hemos visto, en todo el mundo, espacios amenazados por fenómenos meteorológicos extremos como el calentamiento global que provoca olas de calor o inundaciones, entre otras cosas. Los destinos afectados sufren consecuencias directas sobre el terreno como “pérdida de biodiversidad, variaciones en la disponibilidad de agua, degradación de la estética paisajística, aumento de los peligros naturales, erosión e inundación de las zonas costeras o daños de infraestructura”, según recoge el Quinto Informe de Evaluación (AR5) del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC-WG2).
Todo ello, repercute directamente en la imagen turística del lugar, determinando la duración de las temporadas turísticas; influyendo en la elección de los destinos y obligando a los viajeros a desplazarse en busca de espacios ajenos a este tipo de impactos.
Destinos más afectados
Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (1992): “los países de baja altitud y otros países insulares pequeños; los países con zonas costeras bajas, zonas áridas y semiáridas, o zonas expuestas a inundaciones, sequía y desertificación y los países en desarrollo con ecosistemas montañosos frágiles, son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático”.
"La región del Mediterráneo es considerada como una de las más vulnerables al cambio climático”
En esto coinciden ambos expertos, que indican que los trópicos, las zonas costeras y los pequeños archipiélagos son los destinos más amenazados por este fenómeno.
No obstante, según matiza la directora General de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), Susana Magro, el grado de vulnerabilidad de un país ante el cambio climático viene influenciado por sus características geográficas y naturales y por su “capacidad para hacer frente a estos impactos”. “Habrá países mejor preparados que otros, atendiendo a estructuras socioeconómicas”, expone.
“Las lluvias tropicales, ahora desatadas, harán huir a los turistas de paraísos tropicales y les obligarán a buscar destinos alternativos”
La región del Mediterráneo -nos dice- "es considerada como una de las más vulnerables al cambio climático”, por lo que España se posiciona como uno de esos espacios en los que se debe poner especial atención.
A esta teoría se suma el responsable de la agencia Ecowildlife, José Luis Rivera, quien añade que son muchos los factores que están acabando con grandes zonas litorales y que, en unos años, "harán desaparecer islas enteras como Maldivas".
Y concluye: “Las lluvias tropicales, ahora desatadas, harán huir a los turistas de paraísos tropicales y les obligarán a buscar destinos alternativos”. De hecho, “ya estamos viendo cómo en zonas litorales azotadas por huracanes y tifones desaparece el turismo buena parte del año”.
Causas y efectos
Rivera, se muestra contundente cuando le preguntamos sobre las causas que motivan el deterioro medioambiental en estas zonas: “El hombre tiene la culpa de casi todo”, responde rotundo.
El planeta está sometido al “mayor impacto ambiental jamás conocido” y, debido a la rapidez del proceso, a la naturaleza no le da tiempo a asumir y adaptarse a las consecuencias de ese impacto. Por todo ello, y como resultado del consumo excesivo de recursos en zonas turísticas, se hace necesario obtener recursos a gran escala con medidas tan negativas como el consumo excesivo de agua, la sobrepesca o la plantación con invernaderos que garanticen la producción a costa de recursos limitados.
“El hombre tiene la culpa de casi todo”
De nuevo, ejemplifica el problema actual citando casos como la degradación del litoral de Almería con motivo del cultivo extensivo en plásticos; la sobreconstrucción del litoral o el agotamiento de los recursos hídricos de la zona de Almonte -Huelva- por la sobreexplotación del cultivo de la fresa. “El deterioro ambiental del territorio es palpable en estas zonas, no sólo por los que viven en ellas sino también por los turistas que las visitamos”, concluye.
En esta línea se muestra Magro, quien destaca que los impactos producidos como consecuencia del cambio climático “son generalizados y sustanciales”.
Tal y como explica, en las últimas décadas ha afectado a los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y océanos. Aunque los impactos son más evidentes en los sistemas naturales -criosfera, recursos hídricos, sistemas costeros, ecosistemas terrestres y marinos-, también se han observado numerosos efectos en los sistemas humanos.
Cabe destacar que, la mayoría de los impactos del cambio climático, son atribuidos al “calentamiento y a cambios en los patrones de precipitación”. “También hay evidencias recientes de impactos vinculados con la acidificación del océano”, añade.