El científico Daniel Pauly defiende, en una entrevista con Efeagro, las flotas artesanales y la reducción o supresión de las ayudas a la pesca industrial.
El científico Daniel Pauly, referencia mundial en investigación marina, considera que el futuro de la pesca pasa por los barcos artesanales y por suprimir los subsidios a las flotas industriales, porque la oferta de pescado está en peligro.
Pauly, profesor de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), afirma, en una entrevista con Efeagro, que hay un “problema mundial” de existencias de peces, que amenaza la seguridad alimentaria y que se debe al “exceso de esfuerzo pesquero” y a “las flotas subvencionadas”.
El científico promovió hace 30 años una enciclopedia digital sobre peces (Fishbase) y actualmente es el investigador principal de la iniciativa sobre ecosistemas marinos “Sea around us” (el mar entre nosotros, en inglés).
“El estado de las pesquerías mejorará cuando acabemos con los subsidios y los políticos legislen para recuperar los caladeros”, sentencia Pauly.
El profesor, que de forma ocasional se ha sumado a campañas ambientalistas contra las ayudas pesqueras, recientemente firmó una declaración con 300 científicos para instar a la Unión Europea (UE) a acabar con la sobrepesca.
En este sentido, ve una oportunidad en la negociación sobre ayudas pesqueras de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Pese a sus críticas, distingue entre la flota industrial y artesanal, pues se muestra a favor de potenciar la pesca costera en pequeños buques.
“Las flotas artesanales son el futuro de la pesca; he visto ejemplos en lonjas del sur de España, donde cada pescado se trata cuidadosamente y las capturas tienen mucho valor (…) Soy partidario de una actividad de bajura, con todos los pescadores en su territorio y no en otros países”.
Sin embargo, al hablar de España recurre al cliché de un país con “reputación” de potencia pesquera subvencionada.
Ve insuficientes las mejoras de la UE
Preguntado por los esfuerzos de las flotas de la UE para reducir su capacidad, admite que la situación en el Atlántico ha mejorado “pero no lo suficiente”, por lo que “las medidas deberían continuar”.
En las últimas décadas, explica Pauly, los países han tenido que enviar sus flotas a aguas de larga distancia “compensándolas con subsidios, lo que ha pasado con España, Francia y China”, capturando el pescado “donde pueden, en África o en Asia”.
Por el contrario, celebra la gestión de Estados Unidos para recuperar las pesquerías.
Los políticos, recalca, no pueden gestionar la pesca como otros sectores alimentarios, porque en el mar “no hay competición por producir más, sino capturas”.
“Por ejemplo, si los atuneros españoles o franceses compiten en Asia con otros países y unos pagan buenos salarios y otros tienen esclavos ¿quién gana?”, añade.
Esta afirmación coincide con la denuncia de los atuneros europeos contra los barcos de China por su maltrato a los tripulantes.
Sin embargo, Pauly, al hablar de China (líder pesquero mundial) asegura que su impacto se debe a la envergadura de su flota, con subvenciones, pero rechaza juicios de valor sobre este país.
“Lo que hace China (en referencia a la expansión pesquera) lo hicieron antes España, Grecia y Rusia”, apunta.
El cambio climático y la covid-19
Pauly apunta que una consecuencia clara del calentamiento global es el desplazamiento de los bancos de peces entre el sur y el norte.
“Los estudios demuestran que hay peces de Portugal que terminan en Galicia, reservas de Galicia que terminan en Francia, recursos en España que antes estaban en Marruecos y capturas marroquíes que antes eran de aguas de Mauritania”, subraya.
Respecto a la covid-19, asegura que hará falta tiempo para conocer su efecto en la pesca, si bien percibe que “ha afectado más a la demanda que a la actividad de las flotas”.
Latinoamérica
En relación a Perú, Pauly menciona un estudio reciente que resalta el incremento del esfuerzo pesquero de la flota artesanal, con un impacto negativo en los caladeros y en la rentabilidad de los pescadores, “población vulnerable con riesgo de pobreza”.
En este país, distingue entre la flota artesanal y la dedicada a la anchoveta, para harinas animales, producto que critica, al igual que rechaza la acuicultura dirigida a la obtención de piensos.
Pauly enumera también el exceso de pesca en países como Chile o Ecuador, y la falta de acción política en el Caribe, donde “solo se presta atención a los arrastreros” dedicados a la langosta o camarón.