La multinacional mexicana Sigma entró en el accionariado de la empresa de alimentación en 2013, para lanzar una opa en 2015 que le hizo propietaria del cien por cien de la firma.

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"Sigma es una compañía que factura 8 billones de dólares; Europa representa en torno al 30 % de su facturación. Y desarrolla un proyecto de transformación cultural de la empresa, en el que pone al trabajador en el centro", con el foco en la tecnología y la colaboración para "ayudar" en la adaptación de "lo que tenemos por delante", detalla.

Es una inversión a futuro muy "interesante", señala el CEO, quien cita como ejemplo las líneas basadas en proteína vegetal o en un nuevo modelo del segmento de aperitivos".

Dueñas, que cumple el año próximo tres décadas en la compañía -"Es mi casa"-, subraya que en ese tiempo "el consumidor ha cambiado tremendamente" y también la empresa.

La que era empresa familiar se expandió internacionalmente y creció con adquisiciones como Oscar Mayer o Navidul, y finalmente vivió la compra por parte de Sigma Alimentos.

El escenario actual, según apunta, está marcado por la inflación, la concentración de la distribución y la penetración de la marca blanca, desafíos para un sector que ejerce un papel "que es fundamental en el territorio y en el que desarrollamos proyectos que nos anclan con sus habitantes".

También se nutre de un primario con dificultades de renovación generacional.

Campofrio produce 124.000 toneladas de alimentos al año, y tiene centros productivos en Burgos, Villaverde (Madrid), Ólvega (Soria), Torrijo (Toledo) y Valencia.

Dueñas apunta a dos ámbitos que son fundamentales para la compañía, como el charcutero -"y trabajamos para dignificar el trabajo, profesionalizándolo y asegurando su formación"- y la hostelería, para la que tienen "diferentes modelos, muy segmentados" y que no es solo importante por ventas sin por "creación de marca" y fidelización.

Las nuevas demandas de los consumidores también se refieren a nuevos nichos de edad o estado de salud, a los que dan respuesta por ejemplo con alimentos para hospitales o geriátricos, o para pacientes con disfagia severa (dificultades para ingerir).

Pero, como recuerda el CEO, lo "primero en alimentación es que las cosas tienen que estar ricas, si no, no hay repetición".

A partir de ahí, con la frecuencia de consumo y penetración en los hogares se sigue hacia buscar "lo mejor en nutrición, apoyarte en los ingredientes, en la tecnología y en la sostenibilidad", en un momento en el que "la velocidad de algunas de las soluciones está siendo muy rápida".

Este año se cumple el décimo aniversario del incendio de su centro de producción en Burgos, que "era nuestra fábrica grande, tecnológica, era nuestro buque insignia de Europa", rememora.

Lo recuerda como "un momento increíble. Tuvimos una respuesta increíble, empezando por los trabajadores, que dieron un paso adelante. Respondió la ciudad de Burgos, que se volcó con nosotros; de las instituciones, los políticos e incluso de varios de nuestros competidores... Son los momentos que se olvidan".

Y analiza también en el podcast la vinculación emocional del consumidor con una marca, que a su juicio tiene que ver con "la honestidad", de la desinformación que se vive sobre la alimentación (y, en concreto, los cárnicos) y de su propio crecimiento profesional tras su nombramiento como CEO.

Una posición de la que espera que le recuerden como alguien que contribuyó "al legado de 70 años de historia" y poniendo "a nuestra gente en el centro, para que crezcan y puedan proporcionar a los consumidores las mejores soluciones para el presente y para el futuro".