La directora general adjunta de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Maria Helena Semedo afirma que “el progreso en el empoderamiento de las mujeres y niñas rurales ha sido lento y desigual entre regiones”.
Con ocasión del próximo 8 de marzo, Semedo destaca a Efeagro que “queda mucho por hacer” cuando se cumplen 25 años de la llamada Declaración de Pekín, el primer gran compromiso global para lograr la igualdad de género.
En la agricultura, las mujeres representan un 40 % de la fuerza laboral, pero a menudo tienen un perfil bajo, empleos mal pagados y una “inadecuada” protección legal o social, según la responsable.

Otro problema es la falta de acceso a activos productivos y a los servicios de extensión, un “canal clave para acceder a conocimientos técnicos de calidad”.
Semedo recuerda que en muchos lugares las mujeres cuentan con menos derechos sobre la tierra, que son básicos para participar en las organizaciones rurales, acceder al crédito y disminuir su vulnerabilidad.
En ese sentido, insiste, resulta fundamental reformar los marcos políticos y legales con vistas a asegurar una tenencia de la tierra “equitativa”.
Además, invertir en mejorar el acceso al agua, la energía o las tecnologías agrícolas puede contribuir a que las mujeres rurales dispongan de más tiempo para ocuparse de otras actividades fuera del hogar.
Se trata, a juicio de Semedo, de apoyarlas para que logren “salarios justos, precios y cuotas de mercado que reflejen el valor de su contribución”.
Esas personas “necesitan tener más voz e influencia en la toma de decisión en los hogares y comunidades. Tendrán más poder en sus vidas y en las de los demás”, añade la representante de la FAO, que insiste en que empoderarlas puede acelerar los esfuerzos para erradicar el hambre y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.