Puestos de venta directa alimentaria. Foto: Cedida por Copae

CADENA ALIMENTARIA

Las cadenas alimentarias cortas aumentan la renta agrícola y favorecen la calidad de los productos

Publicado por: Sarantis Michalopoulous/Hannah Black (EA.com) y Fernando Heller (@EuroEFE) 24 de abril de 2017

El desarrollo de cadenas alimentarias cortas de suministro podría eliminar los intermediarios, y traducirse en remuneraciones mucho más justas y decentes para los agricultores y ganaderos de la Unión Europea (UE), además de favorecer el incremento en la calidad de los alimentos a escala local.

Así lo explicaron a EURACTIV.com, socio de EFE, numerosos actores clave en el proceso de producción agrícola en Europa.

En los últimos años, las cadenas de suministro cortas y los mercados locales, en los cuales agricultores y productores venden directamente al consumidor, han proliferado notablemente, tanto en las zonas rurales como urbanas del bloque comunitario europeo.

Según un estudio reciente realizado por el servicio de investigación parlamentaria European Parliamentary Research Service (EPRS), las cadenas alimentarias cortas de suministro son una vía para que los agricultores y productores vendan directamente a los consumidores sin –o con menos- intermediarios. En 2015, el 15% de los agricultores de la UE vendió la mitad de sus productos a través de esas cadenas cortas de suministro.

La Política Agrícola Común (PAC) de la UE para el período 2014-2020 se focaliza por primera vez en las cadenas cortas de suministro, y los productores pueden beneficiarse de numerosas medidas cofinanciadas por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER).

Los pequeños productores europeos se encuentran muchas veces en una difícil posición negociadora respecto a otros productores más poderosos en la cadena alimentaria, entre ellos, quienes realizan el procesado de alimentos, los comerciantes, los vendedores mayoristas y los minoristas. En algunos casos, los “actores principales” son la única vía de entrada al mercado para los pequeños agricultores, lo cual redunda en prácticas comerciales injustas.

En 2015, el 15% de los agricultores de la UE vendió la mitad de sus productos a través de esas cadenas cortas de suministro

Todo ello quedó reflejado en una resolución del Parlamento Europeo, en la cual los eurodiputados instaron a la Comisión Europea a mover ficha. Los pequeños agricultores de la UE también tienen a los consumidores de su lado. En una reciente encuesta europea (Eurobarómetro) de 2016, quedó patente que cuatro de cada cinco ciudadanos europeos cree que “reforzar el papel de los agricultores en la cadena alimentaria” es justo o muy importante.

Beneficios y debilidades

El informe subrayaba que el uso de cadenas alimentarias cortas de suministro se traduce en precios más justos para los agricultores, porque al existir menos intermediarios, los agricultores obtienen una parte proporcional mayor sobre el precio final.

Esto puede concretarse en una mayor confianza entre productor y consumidor. Las economías locales se benefician de estos intercambios, y se incrementan las posibilidades de crear nuevos puestos de trabajo. Esto es especialmente importante en las zonas rurales y más atrasadas de Europa.

Estos mercados locales también proporcionan a los consumidores un mayor acceso a productos frescos de temporada, y, a la postre, provocan un menor impacto en el medio ambiente, debido a una producción más reducida y al transporte asociado con alimentos locales.

No obstante, la cantidad de productos en las cadenas alimentarias cortas de suministro es, a menudo, limitada. Esto puede suponer que no haya suficientes productos locales para satisfacer la demanda, especialmente del sector público.

Los productores que operan en el marco de cadenas alimentarias cortas de suministro también tienen una capacidad menor para crecer. Ello es así porque a menudo cuentan con menores recursos para la producción, el procesado y el transporte en comparación con productores de mayor envergadura, además de que tienen por lo general menor capacidad de realizar campañas de publicidad y marketing.

Una cuestión de calidad

Paolo de Castro, eurodiputado italiano del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) en el Parlamento Europeo declaró a EURACTIV en Bruselas que las cadenas alimentarias cortas de suministro resultan más rentables para el agricultor, sin alterar apenas el precio final para el consumidor.

Además, explicó, no es una cuestión de precio, sino de calidad, definida como la interacción más directa entre agricultor y consumidor.

“La calidad también se entiende como un elemento de salud del consumidor y, sobre todo, de educación alimentaria: a través de esta forma particular de compra, es posible entender mejor las características y el factor de temporada de los productos”, aseguró De Castro, al tiempo que subrayó que es preciso alejarse de la idea que identifica el modelo de cadena corta con la explotación agrícola pequeña, en contraposición con la explotación grande.

“No se oponen (…) hoy en día, incluso una explotación pequeña, si está bien organizada, puede ser tan productiva como las grandes”, explicó el eurodiputado italiano.

Al mismo tiempo, subrayó que existen plataformas “online” en cada país miembro de la UE que ponen en contacto directamente a agricultores y consumidores.

“Las cadenas cortas inteligentes, con el apoyo de tecnologías digitales, pueden ser una herramienta para los agricultores. Por ejemplo, un agricultor italiano abrió un restaurante en Bruselas en el que puedes degustar productos de su granja (…) aunque de momento se trata de una cadena de suministro pequeña”, subrayó.

Una vieja historia

Según Genevieve Savigny, asesora política en el comité europeo de coordinación de Via Campesina, las cadenas alimentarias cortas de suministro no suponen una novedad.

En el pasado se utilizaron como manera de vender los excedentes de una explotación agrícola, pero a través de los años fueron adquiriendo nuevas formas como la “agricultura apoyada por la comunidad”, con tiendas de agricultores o cadenas cortas entre algunos agricultores y (sobre todo) en los comedores escolares y de atención pública.

Savigny es originaria de la Provence francesa, donde el 30% de las explotaciones agrícolas vende al menos parcialmente sus productos, y la región es autosuficiente. “Tenemos de todo: miel, queso de cabra, pan, fruta, mermelada, conservas de toda clase (…) Yo, personalmente, vendo 3.000 aves de corral al año en el mercado local”, asegura.

La agricultora francesa explicó que se trata de una estrategia ganadora para todas las partes (“win-win”), ya que los consumidores encuentran productos frescos y de calidad, en una buena relación calidad-precio, mientras que los productores obtienen un precio mejor que en la venta mayorista.

“Al estar en contacto directo con los consumidores en una verdadera economía de mercado, se incentiva a los productores a realizar un trabajo de calidad, que incluye la agricultura ecológica, la frescura de los productos y el gusto”, agrega Savigny.

Imagen de archivo de un expositor de productos a la venta. Foto:EFE/Lavandeira jr
Imagen de archivo de un expositor de productos a la venta. Foto:EFE/Lavandeira jr

Positivo, pero lejos de ser aún una respuesta global

Para Pekka Pesonen, secretario general de Copa-Cogeca, la asociación de agricultores y cooperativas agrarias de la UE, las cadenas alimentarias cortas de suministro son una buena opción.

“En algunos casos, pueden suponer un incremento en la renta y calidad de vida de los agricultores y ofrecen una seguridad relativa a los agricultores”, aseguró Pesonen, al tiempo que añadió que también pueden ayudar a generar productos locales ajustados a las necesidades de los consumidores locales.

No obstante, subrayó que, a su juicio, no representan una “respuesta global”.

“El sistema alimentario de la UE es complejo y, por consiguiente, también es necesario reforzar otros medios contra las prácticas de mercado desleales o injustas, entre ellas acortar los plazos de pago”, agregó.

Posiciones de los eurodiputados sobre el tema

Paolo de Castro (Grupo S&D): “El concepto de cadena de suministro incorpora tres dimensiones de proximidad: la geográfica, la social y la económica. Pero no deberíamos quedarnos lastrados por la idea de que la cadena corta es SÓLO una cuestión de distancia. Hay tantas maneras inteligentes de promover y explotar las cadenas cortas… Es necesario escapar del concepto de la cadena corta basada exclusivamente en la dimensión espacial, dado que `cadena corta’ es todo aquello que contribuya a acercar a consumidores y agricultores, a pesar de la distancia física”.

“Hay que contrarrestar la idea de que la cadena corta de aquellos agricultores que viven gracias a la agricultura de subsistencia, sin otras formas de vender sus productos, no pueden ser considerados como un modelo económico, o si acaso, como uno ideológico. La cadena corta elegida y construida como un activo de distribución junto con otros tiene mucho que decir, y podría convertirse cada vez más en una parte consustancial del modelo de negocio de los futuros agricultores”, agregó.

Eric Gall, subdirector para la UE de IFOAM, explicó a EURACTIV.com: “Los productores (de agricultura) orgánica han sido los pioneros de la cadena corta de suministro, desde el desarrollo de mercados de productores y tiendas hasta la agricultura comunitaria. Las cadenas cortas de suministro ayudan a reconectar a productores con consumidores, y por ello (contribuyen) a obtener precios más justos para quienes trabajan en el sector agrario. El crecimiento de la agricultura orgánica a menudo va aparejado con el creciente interés de los consumidores, municipios y regiones por adquirir productos de temporada”.

“El sector de la agricultura orgánica también ha contribuido de manera sustancial (al crecimiento de) las licitaciones públicas `verdes´ en los últimos años. Hay varios ejemplos en los que el abastecimiento de productos orgánicos combinado con alianzas a largo plazo, ha reforzado la producción regional para el desarrollo de cadenas cortas de suministro. La ciudad sueca de Malmö apuesta por servir, para 2020, en el seno de las instituciones municipales el 100% de productos de la agricultura orgánica, Copenhague logró alcanzar en 2015 un nivel de 90% de productos de agricultura orgánica servidos en sus comedores públicos, al promover dietas más equilibradas con productos de la agricultura orgánica y fomentar la sensibilización colectiva en los comedores públicos para que la población consuma este tipo de productos. Un importante comedor público de Burdeos, en Francia, incluye en sus menús un 30% de ingredientes de la agricultura orgánica”, subrayó.

Genevieve Savigny, asesora en el comité de coordinación europeo de Via Campesina, explicó: “Este tipo agricultura no parece ser capaz de lograr reequilibrar la creciente concentración de la industria agroalimentaria. Parece que existen dos caminos opuestos para la agricultura: la industrialización, las inversiones y el crecimiento o, como alternativa, la producción para el mercado local con valor añadido para los agricultores más pequeños.

Pero eso deja a muchas familias de agricultores en explotaciones de tipo medio, y a algunas de gran dimensión, en medio de graves problemas, tal como comprobamos en los sectores de los productos lácteos o de la carne de vacuno. Por eso se necesita una PAC justa, que garantice precios e ingresos decentes para los agricultores”, subraya Savigny.

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